La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2020-10-03 lo siguiente:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 7-14
Hermanos: Todo lo que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo;más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos. No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.
SALMO RESPONSORIAL Sal 39, 2 y 4ab. 7. 8-9. 10 (R.: 8a y 9a)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor;él se inclinó y escuchó mi grito;me puso en la boca
un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. R.
Tu no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído;no pides
sacrificio expiatorio. R.
Entonces yo digo: «Aquí estoy -como está escrito en mi libro- para hacer tu
voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;no he cerrado los labios;Señor,
tú lo sabes. R.
Aleluya Mt 23, 9b. 10b
Uno solo es vuestro Padre, el del cielo, y uno solo es vuestro consejero, Cristo.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9-14
En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: -«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo;el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros;ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.” El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo;sólo se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.” Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Lectura del libro de Job 42, 1-3. 5-6. 12-16
Job respondió al Señor: Reconozco que lo puedes todo y ningún plan es irrealizable
para ti;yo, el que empaño tus designios con palabras sin sentido ¡hablé de
grandezas que no entendía, de maravillas que superan mi comprensión.
Te conocía sólo de oídas, ahora te han visto mis ojos;por eso me retracto y me
arrepiento, echándome polvo y ceniza.
El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio;sus posesiones
fueron catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas.
Tuvo siete hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma, la segunda Acacia, la
tercera Azabache.
No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job.
Su padre les repartió heredades como a sus hermanos.
Después Job vivió cuarenta años, y conoció a sus hijos y a sus nietos y a sus
biznietos.
Y Job murió anciano y satisfecho.
Salmo responsorial Sal 118, 66. 71. 75. 91. 125. 130
V/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Enséñame a gustar y a comprender, porque me fío de tus mandatos. Me
estuvo bien el sufrir, así aprendí tus mandamientos. R/.
V/. Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos, que con razón me hiciste
sufrir. R/.
V/. Por tu mandamiento subsisten hasta hoy, porque todo está a tu servicio. R/.
V/. Yo soy tu siervo: dame inteligencia, y conoceré tus preceptos.
V/. La explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 17-24
En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: Señor,
hasta los demonios se nos someten en tu nombre.
El les contestó: Veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército
del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus;estad alegres
porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó: Te doy gracias,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios
y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencil1a.
Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre;ni
quién es el Padre, sino el Hijo, y aquél a quien el Hijo se lo quiere revelar.
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: ¡Dichosos los ojos que ven lo que
vosotros veis ! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que
veis vosotros y no lo vieron;y oír lo que oís, y no lo oyeron.