La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Lunes, 2025-02-10 lo siguiente:
Ct 8, 6-7
Salmo Responsorial Sal 148, 1-2. 11-13b. 13c-14
Lc 10, 38-42
Comienzo del libro del Génesis 1, 1-19
Al principio creó Dios el cielo y la tierra.
La tierra era un caos informe; sobre la faz del Abismo, la tinieb1a.
Y el Aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: Que exista la luz.
Y la luz existió.
Y vio Dios que la luz era buena.
Y separó Dios la luz de la tiniebla: llamó Dios a la luz «Día» ;
a la tiniebla, «Noche».
—pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero—
Y dijo Dios: Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas.
E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de
encima de la bóveda.
Y así fue.
Y llamó Dios a la bóveda «Cielo».
pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo—
Y dijo Dios: Que se junten las aguas de debajo del cielo
en un solo sitio,
y que aparezcan los continentes.
Y así fue.
Y llamó Dios a los continentes «Tierra»
y a la masa de las aguas la llamó «Mar».
Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: Verdee la tierra hierba verde,
que engendre semilla
y árboles frutales
que den fruto según su especie,
y que lleven semilla sobre la tierra.
Y así fue.
La tierra brotó hierba verde
que engendraba semilla según su especie,
y árboles que daban fruto
y llevaban semilla según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
—pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero—
Y dijo Dios: Que existan lumbreras en la bóveda del cielo,
para separar el día de la noche,
para señalar las fiestas, los días y los años;
y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo,
para dar luz sobre la tierra.
Y así fue.
E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día,
la lumbrera menor para regir la noche;
y las estrellas.
Y las puso Dios en la bóveda del cielo,
para dar luz sobre la tierra;
para regir el día y la noche,
para separar la luz de la tinieb1a.
Y vio Dios que era bueno.
—pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto—
Salmo responsorial Sal 103, 1-2a. 5-6. 10 y 12. 24 y 35c
V/. El Señor goce con sus obras.
R/. El Señor goce con sus obras.
V/. Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres !
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.
V/. Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás; la cubriste con el
manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R/.
V/. De los manantiales sacas los ríos, para que fluyan entre los montes; junto a
ellos habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto. R/.
V/. Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría, la tierra está llena de tus criaturas.
Bendice, alma mía, al Señor. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron
tierra en Genesaret, y atracaron.
Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la
comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos
en camillas.
En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza,
y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo
tocaban se ponían sanos.