La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Martes, 2024-02-06 lo siguiente:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 19-20
Hermanos: Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.
Salmo responsorial Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R.: 5)
R. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba
de risas, la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían: El Señor ha estado grande con ellos. El Señor ha estado
grande con nosotros, y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los que
sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus
gavillas. R.
Aleluya y versículo antes del evangelio Mt 28, 19a. 20b
Id y haced discípulos de todos los pueblos -dice el Señor-; yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: -«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»
Lectura del primer libro de los Reyes 8, 22-23. 27-30
En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la
asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo: ¡Señor, Dios de Israel! Ni
arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus
vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia.
¿Es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y en lo más alto del
cielo, ¡cuánto menos en este templo que te he construido! Vuelve tu rostro a la
oración y súplica de tu siervo, Señor Dios mío; escucha el clamor y la oración que
te dirige hoy tu siervo.
Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste
que residiera tu Nombre.
Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio.
Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel, cuando recen en este sitio;
escucha tú desde tu morada del cielo y perdona.
Salmo responsorial Sal 83, 3. 4. 5 y 10. 11.
V/. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los Ejércitos!
R/. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los Ejércitos!
Mi alma se consume y anhela; los atrios del Señor; mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa, y la golondrina, un nido donde
colocar sus polluelos: tus altares, Señor de los Ejércitos, rey mío y Dios mío. R/.
V/. Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre.
Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo, mira el rostro de tu Ungido.
V/. Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa, y prefiero el umbral de la
casa de Dios a vivir con los malvados. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 7, 1-13
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de
Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras (es decir,
sin lavarse las manos) (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse
antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al
volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas
tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas) Según eso, los fariseos y los letrados
preguntaron a Jesús: ¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no
siguen tus discípulos la tradición de los mayores ? El les contestó: Bien profetizó
Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: «Este pueblo me honra con los
labios, pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos
humanos».
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los
hombres.
Y añadió: Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición.
Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su
madre tiene pena de muerte».
En cambio vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: «Los bienes con
que podría ayudarte los ofrezco al templo» , ya no le permitís hacer nada por su
padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os
trasmitís; y como éstas hacéis muchas.