La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Viernes, 2024-10-04 lo siguiente:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14-18
Hermanos: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva. La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios. En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Salmo responsorial Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11 (R.: cf. 5a)
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» El
Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. R.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría
perpetua a tu derecha. R.
Aleluya Cf. Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del
reino a la gente sencilla.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús: -«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Lectura del libro de Job 38, 1. 12-21; 39, 33-35
El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Has mandado en tu vida a la mañana o has
señalado su puesto a la aurora, para que agarre la tierra por los bordes y sacuda
de ella a los malvados; para que la transforme como arcilla bajo el sello y la tiña
como la ropa; para que les niegue la luz a los malvados y se quiebre el brazo
sublevado? ¿Has entrado por los hontanares del mar o paseado por la hondura
del océano? ¿Te han enseñado las puertas de la Muerte o has visto los portales de
las Sombras? ¿Has examinado la anchura de la tierra? Cuéntamelo, si lo sabes
todo.
¿Por dónde se va a la casa de la luz y dónde viven las tinieblas ? ¿Podrías
conducirlas a su país o enseñarles el camino de casa? Lo sabrás, pues ya habías
nacido entonces y has cumplido tantísimos años.
Job respondió al Señor: Me siento pequeño, ¿qué replicaré? me llevaré la mano a la
boca; he hablado una vez, y no insistiré, dos veces, y no añadiré nada.
Salmo responsorial Sal 138, 1-3, 7-8. 9-10. 13-14ab
V/. Guíame, Señor, por el camino eterno.
R/. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Señor, tú me sondeas y me conoces: me conoces cuando me siento y me
levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.
V/. ¿A dónde iré lejos de tu aliento, a dónde escaparé de tu mirada? Si escalo el
cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.
V/. Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí
me alcanzará tu izquierda me agarrará tu derecha. R/.
V/. Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables
tus obras. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús:
¡Ay de ti Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los
milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de
sayal y sentados en la ceniza.
Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza, a mí me
rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.