La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Lunes, 2021-10-04 lo siguiente:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14-18
Hermanos: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva. La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma;también sobre el Israel de Dios. En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Salmo responsorial Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11 (R.: cf. 5a)
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» El
Señor es el lote de mi heredad y mi copa;mi suerte está en tu mano. R.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría
perpetua a tu derecha. R.
Aleluya Cf. Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del
reino a la gente sencilla.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús: -«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Comienzo del Profeta Jonás 1, 1—2, 1. 11
Jonás Ben–Amitai recibió la palabra del Señor: Levántate y vete a Nínive, la gran
ciudad, y proclama en ella: Su maldad ha llegado hasta mí.
Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor;bajó a Jafa, y encontró un barco
que zarpaba para Tarsis;pagó el precio y embarcó para navegar con ellos a
Tarsis, lejos del Señor.
Pero el Señor envió un viento impetuoso sobre el mar, y se alzó una gran tormenta
en el mar, y la nave estaba a punto de naufragar.
Temieron los marineros, e invocaba cada cual a su dios.
Arrojaron los pertrechos al mar, para aligerar la nave, mientras Jonás, que había
bajado a lo hondo de la nave, dormía profundamente.
El capitán se le acercó y le dijo: ¿Por qué duermes? Levántate e invoca a tu Dios;
quizá se compadezca ese Dios de nosotros, para que no perezcamos.
Y decían unos a otros: Echemos suertes para ver por culpa de quién nos viene esta
calamidad.
Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás.
Le interrogaron: Dinos, ¿por qué nos sobreviene esta calamidad? ¿Cuál es tu oficio ?
¿De dónde vienes ? ¿Cuál es tu país ? ¿De qué pueblo eres ? .
El les contestó: Soy un hebreo;adoro al Señor Dios del cielo, que hizo el mar y la
tierra firme.
Temieron grandemente aquellos hombres y le dijeron: ¿Qué has hecho? (pues
comprendieron que huía del Señor, por lo que él había declarado).
Entonces le preguntaron: ¿Qué haremos contigo para que se nos aplaque el mar ?
Porque el mar seguía embraveciéndose.
El contestó: Levantadme y arrojadme al mar, y el mar se os aplacará;pues sé que
por mi culpa os sobrevino esta terrible tormenta.
Pero ellos remaban para alcanzar tierra firme, y no podían, porque el mar seguía
embraveciéndose.
Entonces invocaron al Señor, diciendo: ¡Ah, Señor, que no perezcamos por culpa de
este hombre;no nos hagas responsables de una sangre inocente! Tú eres el Señor
que obras como quieres.
Levantaron, pues, a Jonás y lo arrojaron al mar;y el mar calmó su cólera.
Y temieron mucho al Señor aquellos hombres.
Ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos.
El Señor envió un gran pez a que se comiera a Jonás, y estuvo Jonás en el vientre del
pez tres días y tres noches seguidas.
El Señor dio orden al pez y vomitó a Jonás en tierra firme.
Salmo responsorial Jon 2, 3. 4. 5. 8
V/. Sacaste mi vida de la fosa, Señor.
R/. Sacaste mi vida de la fosa, Señor.
V/. En mi aflicción clamé al Señor y me atendió, desde el vientre del infierno pedí
auxilio, y escuchó mi clamor. R/.
V/. Me arrojaste a lo profundo en alta mar, me rodeaban las olas, tus corrientes y
tu oleaje pasaban sobre mí. R/.
V/. Yo dije: Me has arrojado de tu presencia, quién pudiera ver de nuevo tu santo
templo. R/.
Cuando se me acababan las fuerzas me acordé del Señor;llegó hasta ti mi
oración, hasta tu santo Templo. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 25-37
En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a
prueba:
Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
El le dijo: ¿Qué está escrito en la Ley? , ¿qué lees en ella?
El letrado contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo».
El le dijo: Bien dicho.
Haz esto y tendrás la vida.
Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: ¿Y quién es mi
prójimo?
Jesús dijo: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos
bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo
medio muerto.
Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y
pasó de largo.
Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de
largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio
lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo
en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó.
Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:
Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de
los bandidos ? El letrado contestó: El que practicó la misericordia con él.
Díjole Jesús: Anda, haz tú lo mismo.