La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2021-07-04 lo siguiente:
1 Jn 3, 14-18
Salmo Responsorial Sal 111, 1-2. 3-4. 5-7a. 7b-8. 9
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-30
Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Sabemos también que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó;a los que llamó, los justificó;a los que justificó, los glorificó. Palabra de Dios.
versículo antes del evangelio Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos;y él se puso a hablar, enseñándoles: -«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.» Palabra del Señor.
Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2-5
En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía:
—«Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha
rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día.
También los hijos son testarudos y obstinados;a ellos te envío para que les
digas:"Esto dice el Señor."Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un
pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos. »
Salmo responsorial Sal 122, 1-2a. 2bcd. 3-4 (R/.: 2cd)
R/. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.
A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los
esclavos fijos en las manos de sus señores. R/.
Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están
nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. R/.
Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios;nuestra
alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los
orgullosos. R/.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 7b-10
Hermanos:
Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de
Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor
verme libre de él;y me ha respondido:
«Te basta mi gracia;la fuerza se realiza en la debilidad.»
Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la
fuerza de Cristo.
Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las
privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando
soy débil, entonces soy fuerte.
Aleluya Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1-6
En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando
llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga;la multitud que lo oía se
preguntaba asombrada:
—«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y
esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de
Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?»
Y esto les resultaba escandaloso.
Jesús les decía:
—«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su
casa.»
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles
las manos. Y se extrañó de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.