La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2017-07-30 lo siguiente:
Ef 3, 8-12
Salmo Responsorial Sal 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14
Lc 6, 43-45
Lectura del primer Libro de los Reyes 3, 5. 7-12
En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo:
—Pídeme lo que quieras.
Respondió Salomón:
—Señor Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono,
aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de
tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil
para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues ¿quién sería capaz de
gobernar a este pueblo tan numeroso?
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello y Dios le dijo:
—Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de
tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu
petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá
después de ti.
Salmo responsorial Sal 118, 57 y 72. 76-77. 127-128. 129-130
V/. Cuánto amo tu voluntad, Señor.
R/. Cuánto amo tu voluntad, Señor.
V/. Mi porción es el Señor,
he resuelto guardar tus palabras.
Más estimo yo los preceptos de tu boca, que miles de monedas de oro y plata.
R/. Cuánto amo tu voluntad, Señor.
V/. Que tu voluntad me consuele, según la promesa hecha a tu siervo;
cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis delicias serán tu voluntad.
R/. Cuánto amo tu voluntad, Señor.
V/. Yo amo tus mandatos, más que el oro purísimo;
por eso aprecio tus decretos, y detesto el camino de la mentira.
R/. Cuánto amo tu voluntad, Señor.
V/. Tus preceptos son admirables, por eso los guarda mi alma;
la explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes.
R/. Cuánto amo tu voluntad, Señor.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 28-30
Hermanos :
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado
conforme a su designio.
A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo para que él fuera
el primogénito de muchos hermanos.
A los que predestinó, los llamó;a los que llamó, los justificó;a los que justificó, los
glorificó.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 44-52
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo
encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra
el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que al
encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra.
[El Reino de los Cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda
clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en
cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de
los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
—¿Entendéis bien todo esto?
Ellos le contestaron:
El les dijo:
—Ya veis, un letrado que entiende del Reino de los Cielos es como un padre de familia
que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.]