La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2024-03-23 lo siguiente:
2 Tm 1, 13-14; 2, 1-3
Salmo Responsorial Sal 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10
Mt 9, 35-38
Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 21-28
Así dice el Señor:
«Yo voy a recoger a los israelitas por las naciones adonde marcharon,
voy a congregarlos de todas partes y los voy a repatriar.
Los haré un solo pueblo en su país, en los montes de Israel, y un solo rey reinará
sobre todos ellos.
No volverán a ser dos naciones ni a desmembrarse en dos monarquías.
No volverán a contaminarse con sus ídolos y fetiches y con todos sus crímenes.
Los libraré de sus pecados y prevaricaciones, los purificaré:
ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos.
Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra.
Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, en la que habitaron vuestros
padres;
allí vivirán para siempre, ellos y sus hijos y sus nietos;
y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Haré con ellos una alianza de paz, alianza eterna pactaré con ellos.
Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre;
tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Y sabrán las naciones que yo soy el Señor que consagra a Israel, cuando esté entre
ellos mi santuario para siempre.»
Salmo responsorial Jr 31, 10. 11-1 2ab. 13 (R/.: 10 d)
R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas: «El que
dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño.» R/.
Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte. Vendrán con
aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R/.
Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas. R/.
Versículo antes del evangelio Ez 18, 31
Quitaos de encima vuestros delitos —dice el Señor—, y estrenad un corazón nuevo
y un espíritu nuevo.
Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 45-57
En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que
había hecho Jesús, creyeron en él.
Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que habla hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
—«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos
creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación.»
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
—«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno
muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera.»
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año,
habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por
la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con
los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada
Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén,
antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se
preguntaban:
—«¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?»?»
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde
estaba les avisara para prenderlo.