La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Martes, 2021-11-02 lo siguiente:
Lectura del segundo libro de los Macabeos 12, 43-46
En aquellos días, Judas, jefe de Israel, recogió dos mil dracmas de plata en una colecta y las envió a Jerusalén para que ofreciesen un sacrificio de expiación. Obró con gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección. Si no hubiera esperado la resurrección de los caídos, habría sido inútil y ridículo rezar por los muertos. Pero, considerando que a los que habían muerto piadosamente les estaba reservado un magnífico premio, la idea es piadosa y santa. Por eso, hizo una expiación por los muertos, para que fueran liberados del pecado. Palabra de Dios.
Sal 22, 1-3. 4. 5. 6 (R.: 1;o bien: 4ab)
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar;me
conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas;me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tu vas conmigo: tu vara y
tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos;me unges la cabeza con
perfume, y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en
la casa del Señor por años sin termino. R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 5-11
Hermanos: La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos;en verdad, apenas habrá quien muera por un justo;por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir;mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por el salvos del castigo! Si, cuando aramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuanta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. Palabra de Dios.
Cf. Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos;y el se puso a hablar, enseñándoles: «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.» Palabra del Señor.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 12, 5-16a
Hermanos: Nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada
miembro está al servicio de los otros miembros.
Los dones que poseemos son diferentes, según la gracia que se nos ha dado, y se
han de ejercer así: si es la predicación, teniendo en cuenta a los creyentes;si es el
servicio, dedicándose a servir;el que enseña, aplicándose a enseñar;el que
exhorta, a exhortar;el que se encarga de la distribución, hágalo con sencillez;el
que preside, con empeño;el que reparte la limosna, con agrado.
Que vuestra caridad no sea una farsa;aborreced lo malo y apegaos a lo bueno.
Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más
que a uno mismo.
En la actividad, no seáis descuidados;en el espíritu, manteneos ardientes.
Servid constantemente al Señor.
Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la
oración.
Contribuid en las necesidades del Pueblo de Dios;practicad la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen;bendecid, sí, no maldigáis.
Con los que ríen, estad alegres;con los que lloran, llorad.
Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino
poneos al nivel de la gente humilde.
Salmo responsorial Sal 130, 1. 2. 3.
V/. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.
R/. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.
V/. Señor, mi corazón no es ambicioso.
ni mis ojos altaneros;no pretendo grandezas que superan mi capacidad.
V/. Sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre.
Espere Israel en el Señor, ahora y por siempre. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 15-24
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: ¡Dichoso el que coma en el
banquete del reino de Dios! Jesús le contestó: Un hombre daba un gran banquete
y convidó a mucha gente;a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los
convidados: Venid, que ya está preparado.
Pero ellos se excusaron uno tras otro.
El primero le dijo: He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por
favor.
Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por
favor.
Otro dijo: Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir.
El criado volvió a contárselo al amo.
Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: Sal corriendo a las plazas y
calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos.
El criado dijo: Señor, se ha hecho lo que mandaste y todavía queda sitio.
Entonces el amo dijo: Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y
se me llene la casa. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi
banquete.