La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Viernes, 2025-10-17 lo siguiente:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 17 - 4, 1
Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.
Salmo responsorail Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 5b)
R. El Señor me libró de todas mis ansias.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma
se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo
consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el
afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué
bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R.
Aleluya St 1, 12
Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez aquilatado, recibirá la
corona de la vida.
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.»
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 4, 1-8
Hermanos: Veamos el caso de Abrahán, antepasado de nuestra raza.
¿Aceptó Dios a Abrahán por sus obras? Si es así, tiene de qué estar orgulloso; pero
de hecho, delante de Dios no tiene de qué.
A ver, ¿qué dice la Escritura? : «Abrahán creyó a Dios y le fue computado como
justicia».
Pues bien, a uno que hace un trabajo, el jornal no se le cuenta como un favor, sino
como algo debido; en cambio, a éste que no hace ningún trabajo, pero tiene fe en
que Dios absuelve al culpable, esa fe se le cuenta en su haber.
También David llama dichoso al que Dios cuenta como inocente, prescindiendo de
sus obras: «Dichoso el hombre que está absuelto de su culpa, a quien le han
sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien Dios no le cuenta el pecado».
Salmo responsorial Sal 31, 1-2. 5. 11.
V/. Tú eres mi refugio: me rodeas de cantos de liberación.
R/. Tú eres mi refugio: me rodeas de cantos de liberación.
V/. Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R/.
Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: «Confesaré al
Señor mi culpa» , y tú perdonaste mi culpa y mi pecado» R/.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor, aclamadlo, los de corazón sincero.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12, 1-7
En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: Cuidado con la
levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía.
Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a
saberse.
Por eso, lo que digáis de noche, se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el
sótano, se pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero
no pueden hacer más.
Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y
después echar en el fuego.
A ése tenéis que temer, os lo digo yo.
¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos ? Pues ni de uno solo se olvida Dios.
Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados.
Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.