La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Lunes, 2023-10-09 lo siguiente:
2 Co 4, 1-2. 5-7
Salmo Responsorial Sal 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10
Lc 5, 1-11
Comienzo del Profeta Jonás 1, 1—2, 1. 11
Jonás Ben–Amitai recibió la palabra del Señor: Levántate y vete a Nínive, la gran
ciudad, y proclama en ella: Su maldad ha llegado hasta mí.
Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor; bajó a Jafa, y encontró un barco
que zarpaba para Tarsis; pagó el precio y embarcó para navegar con ellos a
Tarsis, lejos del Señor.
Pero el Señor envió un viento impetuoso sobre el mar, y se alzó una gran tormenta
en el mar, y la nave estaba a punto de naufragar.
Temieron los marineros, e invocaba cada cual a su dios.
Arrojaron los pertrechos al mar, para aligerar la nave, mientras Jonás, que había
bajado a lo hondo de la nave, dormía profundamente.
El capitán se le acercó y le dijo: ¿Por qué duermes? Levántate e invoca a tu Dios;
quizá se compadezca ese Dios de nosotros, para que no perezcamos.
Y decían unos a otros: Echemos suertes para ver por culpa de quién nos viene esta
calamidad.
Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás.
Le interrogaron: Dinos, ¿por qué nos sobreviene esta calamidad? ¿Cuál es tu oficio ?
¿De dónde vienes ? ¿Cuál es tu país ? ¿De qué pueblo eres ? .
El les contestó: Soy un hebreo; adoro al Señor Dios del cielo, que hizo el mar y la
tierra firme.
Temieron grandemente aquellos hombres y le dijeron: ¿Qué has hecho? (pues
comprendieron que huía del Señor, por lo que él había declarado).
Entonces le preguntaron: ¿Qué haremos contigo para que se nos aplaque el mar ?
Porque el mar seguía embraveciéndose.
El contestó: Levantadme y arrojadme al mar, y el mar se os aplacará; pues sé que
por mi culpa os sobrevino esta terrible tormenta.
Pero ellos remaban para alcanzar tierra firme, y no podían, porque el mar seguía
embraveciéndose.
Entonces invocaron al Señor, diciendo: ¡Ah, Señor, que no perezcamos por culpa de
este hombre; no nos hagas responsables de una sangre inocente! Tú eres el Señor
que obras como quieres.
Levantaron, pues, a Jonás y lo arrojaron al mar; y el mar calmó su cólera.
Y temieron mucho al Señor aquellos hombres.
Ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos.
El Señor envió un gran pez a que se comiera a Jonás, y estuvo Jonás en el vientre del
pez tres días y tres noches seguidas.
El Señor dio orden al pez y vomitó a Jonás en tierra firme.
Salmo responsorial Jon 2, 3. 4. 5. 8
V/. Sacaste mi vida de la fosa, Señor.
R/. Sacaste mi vida de la fosa, Señor.
V/. En mi aflicción clamé al Señor y me atendió, desde el vientre del infierno pedí
auxilio, y escuchó mi clamor. R/.
V/. Me arrojaste a lo profundo en alta mar, me rodeaban las olas, tus corrientes y
tu oleaje pasaban sobre mí. R/.
V/. Yo dije: Me has arrojado de tu presencia, quién pudiera ver de nuevo tu santo
templo. R/.
Cuando se me acababan las fuerzas me acordé del Señor; llegó hasta ti mi
oración, hasta tu santo Templo. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 25-37
En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a
prueba:
Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
El le dijo: ¿Qué está escrito en la Ley? , ¿qué lees en ella?
El letrado contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo».
El le dijo: Bien dicho.
Haz esto y tendrás la vida.
Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: ¿Y quién es mi
prójimo?
Jesús dijo: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos
bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo
medio muerto.
Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y
pasó de largo.
Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de
largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio
lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo
en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó.
Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:
Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de
los bandidos ? El letrado contestó: El que practicó la misericordia con él.
Díjole Jesús: Anda, haz tú lo mismo.