La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Miércoles, 2017-02-08 lo siguiente:
Tb 12, 6-13
Salmo Responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-30
Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Sabemos también que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó;a los que llamó, los justificó;a los que justificó, los glorificó. Palabra de Dios.
versículo antes del evangelio Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos;y él se puso a hablar, enseñándoles: -«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.» Palabra del Señor.
Lectura del libro del Génesis 2, 4b-9. 15-17
Cuando el Señor Dios hizo tierra y cielo, no había aún matorrales en la tierra, ni
brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre
la tierra, ni había hombre que cultivase el campo.
Sólo un manantial salía del suelo y regaba la superficie del campo.
Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un
aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que
había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos
de comer;además el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del
conocimiento del bien y el mal.
El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara
y lo cultivara.
El Señor Dios dio este mandato al hombre: —Puedes comer de todos los árboles del
jardín;pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comas;porque el día
en que comas de él, tendrás que morir.
Salmo responsorial Sal 103, 1-2a. 27-28. 29bc-30
V/. Bendice, alma mía, al Señor.
R/. Bendice, alma mía, al Señor.
V/. Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.
V/. Todos (ellos) aguardan a que les eches comida a su tiempo;se la echas, y la
atrapan, abres tu mano, y se sacian de bienes. R/.
V/. Les retiras el aliento, y expiran, y vuelven a ser polvo;envías tu aliento, y los
creas, y repueblas la faz de la tierra. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: Escuchad y entended
todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro;lo que sale de
dentro es lo que hace impuro al hombre.
El que tenga oídos para oír que oiga.
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara
la comparación.
El les dijo: ¿Tan torpes sois también vosotros ? ¿No comprendéis ? Nada que entre
de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el
vientre y se echa en la letrina.
(Con esto declaraba puros todos los alimentos) Y siguió: Lo que sale de dentro, eso
sí mancha al hombre.
Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las
fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes,
desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad.
Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.