La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2017-02-05 lo siguiente:
1 Co 1, 26-31
Salmo Responsorial Sal 30, 3cd-4. 6 y 8ab. 16bc-17
Lc 9, 23-26
Lectura del libro de Isaías 58, 7-10
Esto dice el Señor:
Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo,
viste al que va desnudo, y no te cierres a tu propia carne.
Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana;
te abrirá camino la justicia,
detrás irá la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor
y te responderá.
Gritarás y te dirá:
«Aquí estoy.»
Cuando destierres de ti la opresión,
el gesto amenazador y la maledicencia,
cuando partas tu pan con el hambriento
y sacies el estómago del indigente,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad se volverá mediodía.
Salmo responsorial Sal 111, 4-5. 6-7. 8a y 9
V/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.
R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.
V/. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso
el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos.
R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.
V/. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor.
R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.
V/. Su corazón está seguro, sin temor, reparte limosna a los pobres,
su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad.
R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 2, 1-5
Hermanos:
Cuando vine a vosotros a anunciaros el testimonio de Dios, no lo hice con sublime
elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a
Jesucristo, y éste crucificado.
Me presenté a vosotros débil y temeroso;mi palabra y mi predicación no fue con
persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que
vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
—Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de
un monte.
Tampoco se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en
el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres para que vean vuestras buenas obras y den
gloria a vuestro Padre que está en el cielo.