La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2025-07-05 lo siguiente:
2 Tm 1, 13-14; 2, 1-3
Salmo Responsorial Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6
Mc 10, 13-16
Lectura del libro del Génesis 27, 1-5. 15-29
Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor: —Hijo mío.
Contestó: —Aquí estoy.
El le dijo: —Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré.
Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me guisas
un buen plato, como sabes que me gusta, y me lo traes para que coma; pues
quiero darte mi bendición antes de morir.
Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo.
Salió Esaú al campo a cazar para su padre.
Rebeca tomó un traje de su hijo mayor, Esaú, el traje de fiesta, que tenía en el arcón,
y vistió con él a Jacob, su hijo menor; con la piel de los cabritos le cubrió los
brazos y la parte lisa del cuello.
Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan.
El entró en la habitación de su padre y dijo: —Padre.
Respondió Isaac: —Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?
Respondió Jacob a su padre: —Soy Esaú tu primogénito, he hecho lo que me
mandaste; incorpórate, siéntate y come lo que he cazado; después me bendecirás
tú.
Isaac dijo a su hijo: — ¡Qué prisa te has dado para encontrarla!
El respondió: —El Señor tu Dios me la puso al alcance.
Isaac dijo a Jacob: —Acércate que te palpe, hijo mío a ver si eres tú mi hijo Esaú o
no.
Se acercó Jacob a su padre Isaac, y éste lo palpó, y dijo: —La voz es la voz de Jacob,
los brazos son los brazos de Esaú.
Y no lo reconoció porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú.
Y lo bendijo.
Le volvió a preguntar: — ¿Eres tú mi hijo Esaú?
Respondió Jacob: —Yo soy.
Isaac dijo: —Sírveme la caza, hijo mío, que coma yo de tu caza, y así te
bendeciré yo.
Se la sirvió, y él comió.
Le trajo vino, y bebió.
Isaac le dijo: —Acércate y bésame, hijo mío.
Se acercó y lo besó.
Y al oler el aroma del traje, lo bendijo, diciendo: —Aroma de un campo que bendijo
el Señor es el aroma de mi hijo: que Dios te conceda el rocío del cielo, la fertilidad
de la tierra, abundancia de trigo y de vino.
Que te sirvan los pueblos, y se postren ante ti las naciones.
Sé señor de tus hermanos, que ellos se postren ante ti.
Maldito quien te maldiga, bendito quien te bendiga.
Salmo responsorial Sal 134, 1-2. 3-4. 5-6
V/. Alabad al Señor, porque es bueno.
R/. Alabad al Señor, porque es bueno.
V/. Alabad el nombre del Señor, alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
V/. Alabad al Señor, porque es bueno; tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob, a Israel en posesión suya. R/.
V/. Yo sé que el Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace: en el cielo y en la tierra, en los mares y en los
océanos. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 9, 14-17
En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por
qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no
ayunan? Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio,
mientras el novio está con ellos? .
Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza
tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se
derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos,
y así las dos cosas se conservan.