La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Lunes, 2025-06-30 lo siguiente:
Is 61, 9-11
Hermanos: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucito y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿La aflicción?, ¿La angustia?, ¿La persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?, como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza.» Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Salmo Responsorial 1 S 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd
R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. R.
Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían
llegado hasta el cuello las aguas espumantes. R.
La trampa se rompió, y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que
hizo el cielo y la tierra. R.
Aleluya Cf. Lc 2, 19
Dichosa es la Virgen María, que conservaba la palabra de Dios, meditándola en su
corazón.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 41-51
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: -«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.» Él les contestó: -«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Lectura del libro del Génesis 18, 16-33
Cuando los hombres se levantaron de junto a la encina de Mambré, miraron hacia
Sodoma; Abrahán los acompañaba para despedirlos.
El Señor pensó: — ¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que pienso hacer? Abrahán se
convertirá en un pueblo grande y numeroso, con su nombre se bendecirán todos
los pueblos de la tierra; lo he escogido para que instruya a sus hijos, su casa y sus
sucesores, para mantenerse en el camino del Señor haciendo justicia y derecho; y
así cumplirá el Señor a Abrahán lo que le ha prometido.
El Señor dijo: —La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es
grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si
no, lo sabré.
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en
compañía de Abrahán.
Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios: — ¿Es que vas a destruir al inocente con
el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no
perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal
cosa! , matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea
como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?
El Señor contestó: —Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes,
perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.
Abrahán respondió: —Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y
ceniza.
Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la
ciudad?
Respondió el Señor: —No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco.
Abrahán insistió: quizá no se encuentren más que cuarenta.
—En atención a los cuarenta, no lo haré.
Abrahán siguió hablando: que no se enfade mi Señor si sigo hablando.
¿Y si se encuentran treinta?
—No lo haré, si encuentro allí treinta.
Insistió Abrahán: —Me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran veinte ?
Respondió el Señor: —En atención a los veinte no la destruiré.
Abrahán continuó: Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más.
¿Y si se encuentran diez?
Contestó el Señor: —En atención a los diez no la destruiré.
Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; y Abrahán volvió a su
puesto.
Salmo responsorial Sal 102, 1-2. 3-4. 8-9. 10-11
V/. El Señor es compasivo y misericordioso.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
V/. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/.
V/. El perdona todas tus culpas, y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida
de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R/.
V/. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no
está siempre acusando, ni guarda rencor perpetuo. R/.
No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras
culpas; como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus
fieles. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 8, 18-22
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar
a la otra oril1a.
Se le acercó un letrado y le dijo: Maestro, te seguiré adonde vayas.
Jesús le respondió: Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo
del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.
Otro que era discípulo, le dijo: Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.
Jesús le replicó: Tú, sígueme.
Deja que los muertos entierren a sus muertos.