La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2024-02-03 lo siguiente:
Is 52, 7-10
Salmo Responsorial Sal 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10
Mc 1, 14-20
Lectura del primer libro de los Reyes 3, 4-13
En aquellos días, Salomón fue a Gabaón a ofrecer sacrificios, porque allí estaba la
ermita principal.
En aquel altar ofreció Salomón mil holocaustos.
En Gabaón el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: Pídeme lo que
quieras.
Respondió Salomón: Tú trataste con misericordia a mi padre, tu siervo David,
porque caminó en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón; y, fiel a
esa misericordia, le diste un hijo que se sentase en su trono: es lo que sucede hoy.
Pues bien, Señor Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en
el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme.
Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable,
innumerable.
Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del
bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso? Al Señor
le agradó que Salomón hubiera pedido aquello y Dios le dijo: Por haber pedido
esto, y no una vida larga, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino
inteligencia para acertar en el gobierno, te daré lo que has pedido: un corazón
sabio y prudente, como no lo ha habido antes de ti ni lo habrá después de ti.
Y te daré también lo que no has pedido: riquezas y fama mayores que las de rey
alguno.
Salmo responsorial Sal 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14
V/. Enséñame, Señor, tus leyes.
R/. Enséñame, Señor, tus leyes.
V/. ¿Cómo podrá un joven andar honestamente? Cumpliendo tus palabras. R/.
V/. Te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
V/. En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti.
Bendito eres, Señor; enséñame tus leyes.
V/. Mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca.
V/. Mi alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las riquezas. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo
que habían hecho y enseñado.
El les dijo: Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para
comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas
fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban
como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.