La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Miércoles, 2017-09-27 lo siguiente:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 26-31
Fijaos en vuestra asamblea, hermanos, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas;todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, Justicia, santificación y redención. Y así -como dice la Escritura- «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.»
Salmo responsorial Sal 111, 1-2. 3-4. 5-7a. 7b-8. 9 (R.: 1a)
R. Dichoso quien teme al Señor. (O bien: Aleluya.)
Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será
poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.
Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. El justo
jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo;no temerá las malas noticias. R.
Su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea
derrotados a sus enemigos. R.
Reparte limosna a los pobres;su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con
dignidad. R.
Mt 9, 35-38
Lectura del libro de Esdras 9, 5-9
Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, salí de mi abatimiento y con
los vestidos y el manto rasgados caí de rodillas, alcé mis manos al Señor mi Dios
y dije: -Dios mío, me avergüenzo y sonrojo de levantar mi rostro hacia ti, porque
estamos hundidos en nuestros pecados y nuestro delito es tan grande que llega al
cielo.
Desde los tiempos de nuestros padres hasta el día de hoy hemos sido gravemente
culpables, y por nuestros pecados nos entregaste a nosotros, a nuestros reyes y a
nuestros sacerdotes en manos de reyes extranjeros, y a la espada, al cautiverio, al
saqueo y al oprobio, como ocurre hoy.
Pero ahora, en un instante, el Señor nuestro Dios se ha compadecido de nosotros,
dejándonos algunos supervivientes y otorgándonos un resto en su lugar santo;
nuestro Dios ha iluminado nuestros ojos y nos ha reanimado un poco en medio
de nuestra esclavitud.
Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud;
nos granjeó el favor de los reyes de Persia y nos dio ánimos para levantar el
templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, concediéndonos un valladar en
Judá y Jerusalén.
Salmo responsorial Tb 13, 2. 4. 6. 7. 8
V/. Bendito sea Dios, que vive eternamente.
R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente.
V/. El azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él, y no hay quien
escape de su mano. R/.
V/. Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza, ensalzadlo ante todos los vivientes: que él es nuestro
Dios y Señor, nuestro padre por todos los siglos. R/.
V/. Veréis lo que hará con vosotros, le daréis gracias a boca llena, bendeciréis al
Señor de la justicia y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.
Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder a un
pueblo pecador. R/.
V/. Convertíos, pecadores, obrad rectamente en su presencia: quizás os mostrará
benevolencia y tendrá compasión. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 1-6
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda
clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:
No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero;tampoco
llevéis túnica de repuesto.
Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no
os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su
culpa.
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena
Noticia y curando en todas partes.