La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2020-05-24 lo siguiente:
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 12-14
Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte
que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado.
Llegados a casa subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés,
Felipe, Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes, y Judas el de
Santiago.
Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas
María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Salmo responsorial Sal 26, 1. 4. 7-8a
V/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. (o, Aleluya).
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
V/. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
V/. Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo.
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
V/. Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 4, 13-16
Queridos hermanos:
Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que cuando se
manifieste su gloria, reboséis de gozo.
Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros, porque el Espíritu de la
gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.
Que ninguno de vosotros tenga que sufrir por homicida, ladrón, malhechor o
entrometido.
Pero si sufre por ser cristiano que no se avergüence, que dé gloria a Dios por este
nombre.
Aleluya Jn 14, 18
(Si no se canta, puede omitirse)
Aleluya, aleluya.
No os dejaré desamparados
—dice el Señor—;
me voy, pero volveré y os llenaré de gozo.
Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según San Juan 17, 1-11a
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, Jesús dijo:
Padre ha llegado la hora,
glorifica a tu Hijo,
para que tu Hijo te glorifique
y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne,
dé la vida eterna a los que le confiaste.
Esta es la vida eterna:
que te conozcan a ti, único Dios verdadero,
y a tu enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste.
Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti antes que
el mundo existiese.
He manifestado tu Nombre
a los hombres que me diste de en medio del mundo.
Tuyos eran y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra.
Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he
comunicado las palabras que tú me diste y ellos las han recibido y han conocido
verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado.
Te ruego por ellos;
no ruego por el mundo,
sino por éstos que tú me diste y son tuyos.
Sí, todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío;y en ellos he sido glorificado.
Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo mientras yo voy a ti.