La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Jueves, 2019-08-22 lo siguiente:
Lectura del libro de Isaías 9, 1-3. 5-6
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo;se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: «Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz.» Para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.
SALMO RESPONSORIAL Sal 112, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8 (R.: 2)
R. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.
O bien:
Aleluya Lc 1, 28
Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del
Señor, ahora y por siempre. R.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se
eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. R.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.
Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los
príncipes, los príncipes de su pueblo. R.
Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo;bendita tú eres entre las
mujeres.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David;la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: -«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo .» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: -«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: -«¿Como será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: -«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra;por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: -«Aquí está la esclava del Señor;hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.
Lectura del libro de los Jueces 11, 29-39a
En aquellos días, el espíritu del Señor vino sobre Jefté.
Jefté atravesó Galaad y Manasés, pasó a Atalaya de Galaad, de allí marchó contra
los amonitas, e hizo un voto al Señor: Si entregas a los amonitas en mi poder, el
primero que salga a recibirme a la puerta de mi casa cuando vuelva victorioso de
la campaña contra los amonitas, será para el Señor, y lo ofreceré en holocausto.
Luego marchó a la guerra contra los amonitas.
El Señor se los entregó: los derrotó desde Arcer hasta la entrada de Minit (veinte
pueblos) y hasta Prado-viñas.
Fue una gran derrota, y los amonitas quedaron sujetos a Israel.
Jefté volvió a su casa de Atalaya.
Y fue precisamente su hija quien salió a recibirlo, con panderos y danzas;su hija
única, pues Jefté no tenia más hijos o hijas.
En cuanto la vio se rasgó la túnica, gritando: —¡Ay, hija mía, qué desdichado soy! Tú
eres mi desdicha, porque hice una promesa al Señor y no puedo volverme atrás.
Ella le dijo: —Padre, si hiciste una promesa al Señor, cumple lo que prometiste, ya
que el Señor te ha permitido vengarte de tus enemigos.
Y le pidió a su padre: —Dame este permiso: déjame andar dos meses por los montes,
llorando con mis amigas, porque quedaré virgen.
Su padre le dijo: —Vete.
Y la dejó marchar dos meses, y anduvo con sus amigas por los montes, llorando
porque iba a quedar virgen.
Acabado el plazo de los dos meses, volvió a casa, y su padre cumplió con ella el
voto que había hecho.
Salmo responsorial Sal 39, 5. 7-8a. 8b-9. 10.
V/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor, y no acude a los
idólatras que se extravían con engaños. R/.
V/. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y en cambio me abriste el oído;no pides
sacrificio expiatorio entonces yo digo: «Aquí estoy». R/.
V/. Como está escrito en mi libro «para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.
V/. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los
senadores del pueblo, diciendo: El Reino de los Cielos se parece a un rey que
celebraba la boda de su hijo;Mandó criados para que avisaran a los convidados,
pero no quisieron ir.
Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: tengo preparado el
banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto.
Venid a la boda.
Los convidados no hicieron caso;uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios,
los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y
prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados: La boda está preparada, pero los convidados no se la
merecían.
Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la
boda.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y
buenos.
La sala del banquete se llenó de comensales.
Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje
de fiesta y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta? El otro no
abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los camareros: Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las
tinieblas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.