La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Viernes, 2024-05-17 lo siguiente:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 26-31
Fijaos en vuestra asamblea, hermanos, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así -como dice la Escritura- «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.»
SALMO RESPONSORIAL Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: 2a)
R. Su gozo es la ley del Señor.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se
marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. R.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege
el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R.
Mt 11, 25-30
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 25, 13-21
En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para cumplimentar a
Festo, y se entretuvieron allí bastantes días. Festo expuso al rey el caso de Pablo,
diciéndole:
—«Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los sumos
sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su
condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las
buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga
ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto,
al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando
los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo
suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto
llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante
discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí. Pero, como Pablo
ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad, he dado
orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César.»
Salmo responsorial Sal 102, 1-2. 11-12. 19-20ab (R/.: 19a)
R/. El Señor puso en el cielo su trono (o bien: Aleluya).
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al
Señor, y no olvides sus beneficios. R/.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; como
dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.
El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el universo. Bendecid al
Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes. R/.
Aleluya Jn 14, 26
El Espíritu Santo será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os
he dicho.
Lectura del santo evangelio según san Juan 21 ,15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a
Simón Pedro: —«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» El le contestó: —
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice:
—«Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta:
—«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta:
—«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice:
—«Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta:
—«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó:
—«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice:
—«Apacienta mis ovejas.
Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero,
cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no
quieras.»
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió:
—«Sígueme.»