La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2020-11-15 lo siguiente:
Si 15, 1-6
Salmo Responsorial Sal 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14
Mt 13, 47-52
Lectura del Libro de los Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31
Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará?, vale mucho más que las perlas.
Su marido se fía de ella y no le faltan riquezas.
Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida.
Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos.
Extiende la mano hacia el huso y sostiene con la palma la rueca.
Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura;la que teme al Señor merece alabanza.
Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.
Salmo responsorial Sal 127, 1-2. 3. 4-5
V/. Dichoso el que teme al Señor.
R/. Dichoso el que teme al Señor.
V/. ¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien.
R/. Dichoso el que teme al Señor.
V/. Tu mujer como parra fecunda, en medio de tu casa;
tus hijos como renuevos de olivo alrededor de tu mesa.
R/. Dichoso el que teme al Señor.
V/. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén,
todos los días de tu vida.
R/. Dichoso el que teme al Señor.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6
Hermanos:
En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis que os escriba.
Sabéis perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando
estén diciendo: «paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como
los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas para que ese día no os sorprenda como
un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día;no lo sois de la noche ni de las
tinieblas.
Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y vivamos
sobriamente.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
—Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de
sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata;a otro, dos;a otro, uno;a cada cual según
su capacidad. Luego se marchó.
[El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El
que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su
señor.]
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las
cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
—Señor, cinco talentos me dejaste;mira, he ganado otros cinco. Su señor le dijo:
—Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor;como has sido fiel en lo poco, te daré
un cargo importante;pasa al banquete de tu señor.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos, y dijo:
—Señor, dos talentos me dejaste;mira, he ganado otros dos.
Su señor le dijo:
—Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor;como has sido fiel en lo poco, te daré
un cargo importante;pasa al banquete de tu señor.
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:
—Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no
esparces;tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.
El señor le respondió:
—Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no
siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco para
que al volver yo pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al
que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará;pero al que no tiene, se le quitará
hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas;allí será el llanto y
el rechinar de dientes.]