La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2018-10-06 lo siguiente:
Flp 3, 8-14
Salmo Responsorial Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6
Lc 9, 57-62
Lectura del libro de Job 42, 1-3. 5-6. 12-16
Job respondió al Señor: Reconozco que lo puedes todo y ningún plan es irrealizable
para ti;yo, el que empaño tus designios con palabras sin sentido ¡hablé de
grandezas que no entendía, de maravillas que superan mi comprensión.
Te conocía sólo de oídas, ahora te han visto mis ojos;por eso me retracto y me
arrepiento, echándome polvo y ceniza.
El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio;sus posesiones
fueron catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas.
Tuvo siete hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma, la segunda Acacia, la
tercera Azabache.
No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job.
Su padre les repartió heredades como a sus hermanos.
Después Job vivió cuarenta años, y conoció a sus hijos y a sus nietos y a sus
biznietos.
Y Job murió anciano y satisfecho.
Salmo responsorial Sal 118, 66. 71. 75. 91. 125. 130
V/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Enséñame a gustar y a comprender, porque me fío de tus mandatos. Me
estuvo bien el sufrir, así aprendí tus mandamientos. R/.
V/. Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos, que con razón me hiciste
sufrir. R/.
V/. Por tu mandamiento subsisten hasta hoy, porque todo está a tu servicio. R/.
V/. Yo soy tu siervo: dame inteligencia, y conoceré tus preceptos.
V/. La explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 17-24
En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: Señor,
hasta los demonios se nos someten en tu nombre.
El les contestó: Veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército
del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus;estad alegres
porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó: Te doy gracias,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios
y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencil1a.
Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre;ni
quién es el Padre, sino el Hijo, y aquél a quien el Hijo se lo quiere revelar.
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: ¡Dichosos los ojos que ven lo que
vosotros veis ! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que
veis vosotros y no lo vieron;y oír lo que oís, y no lo oyeron.