La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2022-08-06 lo siguiente:
Lectura de la profecía de Daniel 7, 9-10. 13-14
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó;su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima;su trono, llamas de fuego;sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio;todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
Salmo responsorial Sal 96, 1-2. 5-6. 9 (R.: 1a y 9a)
R. El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.
El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo
rodean, justicia y derecho sostienen su trono. R.
Los montes se derriten como cera ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Porque tú eres, Señor, altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos los
dioses. R.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 1, 16-19
Queridos hermanos: Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto.» Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.
Aleluya Mt 17, 5c
Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño;y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: -«Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: -«Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Lectura del Profeta Habacuc 1, 12-2, 4
¿No eres tú, Señor, desde antiguo mi santo Dios que no muere ? ¿Has destinado al
pueblo de los caldeos para castigo;oh Roca, le encomendaste la sentencia? Tus
ojos son demasiado puros para mirar el mal, no puedes contemplar la opresión.
¿Por qué contemplas en silencio a los bandidos, cuando el malvado devora al
inocente ? Tú hiciste a los hombres como peces del mar, como reptiles sin jefe: los
saca a todos con el anzuelo, los apresa en la red, los reúne en la cesta y después
ríe de gozo;ofrece sacrificios al anzuelo, incienso a la red, porque en ellos cogió
rica presa, comida abundante.
¿Seguirá vaciando sus redes? ¿matando pueblos sin compasión ? Me pondré de
centinela, en pie vigilaré;velaré para escuchar lo que me dice, qué responde a
mis quejas.
El Señor me respondió así: Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea
de corrido.
La visión espera su momento, se acercará su término y no fallará;si tarda, espera,
porque ha de llegar sin retrasarse.
El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe.
Salmo responsorial Sal 9, 8-9. 10-11. 12-13.
V/. No abandonas, Señor, a los que te buscan.
R/. No abandonas, Señor, a los que te buscan.
V/. Dios está sentado por siempre en el trono que ha colocado para juzgar.
El juzgará el orbe con justicia y regirá las naciones con rectitud. R/.
V/. El será refugio del oprimido, su refugio en los momentos de peligro.
Confiarán en ti los que conocen tu nombre, porque no abandonas a los que te
buscan. R/.
Tañed en honor del Señor, que reside en Sión, narrad sus hazañas a los
pueblos;él venga la sangre, él recuerda y no olvida los gritos de los humildes.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 17, 14-19
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre, que le dijo de rodillas: Señor, ten
compasión de mi hijo que tiene epilepsia y le dan ataques: muchas veces se cae
en el fuego o en el agua.
Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo.
Jesús contestó: ¡Gente sin fe y perversa! ¿Hasta cuándo os tendré que soportar?
Traédmelo.
Jesús increpó al demonio, y salió;en aquel momento se curó el niño.
Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: ¿Y por qué no pudimos
echarlo nosotros? Les contestó: Por vuestra poca fe.
Os aseguro que, si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella
montaña que viniera aquí, y vendría.
Nada os sería imposible.