La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Jueves, 2022-08-04 lo siguiente:
Lectura de la profecía de Ezequiel 3, 16-21
En aquellos días, me vino esta palabra del Señor: -«Hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado que es reo de muerte, y tú no le das la alarma -es decir, no hablas, poniendo en guardia al malvado, para que cambie su mala conducta y conserve la vida-, entonces el malvado morirá por su culpa;y, a ti, te pediré cuenta de su sangre. Pero, si tú pones en guardia al malvado, y no se convierte de su maldad y de su mala conducta, entonces él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado la vida. Y, si el justo se aparta de su justicia y comete maldades, pondré un tropiezo delante de él, y morirá;por no haberle puesto en guardia, él morirá por su pecado, y no se tendrán en cuenta las obras justas que hizo;pero, a ti, te pediré cuenta de su sangre. Si tú, por el contrario, pones en guardia al justo para que no peque, y en efecto no peca, ciertamente conservará la vida, por haber estado alerta;y tú habrás salvado la vida.»
Salmo responsorial Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)
R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio. (O bien: Aleluya.)
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.
Aleluya Lc 4, 18
El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los
cautivos la libertad.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 35-10, 1
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas qué no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: -«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos;rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.» Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
Lectura del Profeta Jeremías 31, 31-34
Mirad que llegan días—oráculo del Señor— en que haré con la casa de Israel y la
casa de Judá una alianza nueva.
No como la que hice con vuestros padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos
de Egipto: Ellos, aunque yo era su Señor, quebrantaron mi alianza;—oráculo del
Señor—.
Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días—oráculo
del Señor—: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones;yo seré su
Dios y ellos serán mi pueblo.
Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: Reconoce
al Señor.
Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande —oráculo del Señor—
cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.
Salmo responsorial Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19
V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu
firme;no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R/.
V/. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. R/.
V/. Los sacrificios no te satisfacen;si te ofrecieran un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no
lo desprecias. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 16, 13-23
En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe y preguntaba a sus
discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Ellos contestaron:
Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.
El les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo ? Simón Pedro tomó la palabra
y dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Jesús le respondió: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! , porque eso no te lo ha
revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder
del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del Reino de los cielos;lo que ates en la tierra, quedará atado en el
cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén
y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, y
que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: ¡No lo permita Dios, Señor! Eso no
puede pasarte.
Jesús se volvió y dijo a Pedro: quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar;
tú piensas como los hombres, no como Dios.