La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2018-02-04 lo siguiente:
Lectura del libro de Job 7, 1-4. 6-7
Habló Job, diciendo:
—«El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un
jornalero;
Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario.
Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga;
al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de
dar vueltas hasta el alba.
Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza.
Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.»
Salmo responsorial Sal 146, 1-2. 3-4. 5-6 (R/.: cf. 3a)
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados. (O bien: Aleluya.)
Alabad al Señor, que la música es buena;nuestro Dios merece una alabanza
armoniosa. El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel.
Él sana los corazones destrozados, venda sus heridas. Cuenta el número de las
estrellas, a cada una la llama por su nombre. R/.
Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida. El Señor
sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados. R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 16-19. 22-23
Hermanos:
El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y,
¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a
pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga?
Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho
que me da la predicación del Evangelio.
Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los
más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles;me he
hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos.
Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
Aleluya Mt 8, 17
Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago
y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y
se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y
se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los
enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a
muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios;y como los
demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón
y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:
—«Todo el mundo te busca.»
Él les respondió:
—«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí;que
para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los
demonios.