La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2021-01-03 lo siguiente:
Lectura del Libro del Eclesiástico 24, 1-4. 12-16.
La sabiduría hace su propio elogio, se gloría en medió de su pueblo.
Abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus Potestades.
En medio de su pueblo será ensalzada y admirada en la congregación plena de
los santos;
recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será bendita entre los
benditos.
Entonces el Creador del Universo me ordenó, el Creador estableció mi morada:
—Habita en Jacob, sea Israel tu heredad.
Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamás.
En la santa morada, en su presencia ofrecí culto y en Sión me estableció;
en la ciudad escogida me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder.
Eché raíces en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad.
Salmo responsorial Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20
V/. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
R/. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
V/. Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los
cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
R/. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
V/. Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina;
él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz.
R/. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
V/. Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
R/. La Palabra se hizo carne Y acampó entre nosotros.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 3-6. 15-18.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales,
en el cielo.
Ya que en Él nos eligió, antes de la creación del mundo,
para que fuésemos santos e irreprochables en su presencia,
por amor.
Nos predestinó a ser hijos adoptivos suyos por Jesucristo,
conforme a su agrado;
para alabanza de la gloria de su gracia,
de la que nos colmó en el Amado.
Por lo que también yo, que he oído hablar de vuestra fe en Cristo,
no ceso de dar gracias por vosotros,
recordándoos en mi oración,
a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la
gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e
ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál
es la esperanza a la que os llama y cuál la riqueza de gloria que
da en herencia a los santos.
Aleluya 1 Tm 3, 16
Aleluya, aleluya.
Gloria a ti, Cristo, proclamado a los gentiles.
Gloria a ti, Cristo, creído en el mundo.
Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 1-18.
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra
era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha
hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la
tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
[Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como
testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era
él la luz, sino testigo de la luz.]
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y
en el mundo estaba;el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su
nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano,
sino de Dios.
Y la palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su
gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
[Juan da testimonio de él y grita diciendo:
— Este es de quien dije: «el que viene detrás de mí, pasa delante de mí, porque
existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia: porque la ley se dio
por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios
nadie lo ha visto jamás:
el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]