La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Martes, 2025-07-29 lo siguiente:
1 Jn 4, 7-16
Salmo Responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11
El evangelio de esta memoria es propio.
Aleluya Jn 8, 12b
Yo soy la luz del mundo
-dice el Señor-;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 19-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús:
-«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Jesús le dijo:
-«Tu hermano resucitará.»
Marta respondió:
-«Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
Jesús le dice:
-«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó:
-«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
Palabra del Señor.
Lectura del libro del Éxodo 33, 7-11; 34, 5b-9. 28
En aquellos días, Moisés levantó la tienda de Dios y la plantó fuera a distancia del
campamento y la llamó «Tienda del encuentro». El que tenía que visitar al Señor,
salía fuera del campamento y se dirigía a la tienda del encuentro.
Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y
esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que éste entraba en
la tienda; en cuanto él entraba, la columna de nube bajaba y se quedaba a la
entrada de la tienda, mientras él hablaba con el Señor, y el Señor hablaba con
Moisés.
Cuando el pueblo veía la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y
se prosternaba cada uno a la entrada de su tienda.
El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo.
Después él volvía al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante,
no se apartaba de la tienda.
Y Moisés pronunció el nombre del Señor.
El Señor pasó ante él proclamando: —Señor, Señor, Dios compasivo y
misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. Misericordioso hasta la
milésima generación, que perdona culpa, delito y pecado, pero no deja impune y
castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta
generación.
Moisés al momento se inclinó y se echó por tierra.
Y le dijo: ─Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un
pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como
heredad tuya.
Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus noches: no comió pan ni bebió
agua; y escribió en las tablas las cláusulas del pacto, los diez mandamientos.
Salmo responsorial Sal 102, 6-7. 8-9. 10-11. 12-13
V/. El Señor es compasivo y misericordioso.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
V/. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a
Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. R/.
V/. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no
está siempre acusando, ni guarda rencor perpetuo. R/.
No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras
culpas; como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus
pieles. R/.
V/. Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos; como
un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 36-43
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa.
Los discípulos se le acercaron a decirle: Acláranos la parábola de la cizaña en el
campo.
El les contestó: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es
el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los
partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el
fin del tiempo, y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del
Hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y
malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de
dientes.
Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.
El que tenga oídos, que oiga.