La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2019-04-28 lo siguiente:
1 Co 1, 18-25
Salmo Responsorial Sal 116, 1. 2
Mc 1, 14-20
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 12-16
Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo.
Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón;los demás no se
atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos;más aún, crecía el
número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor.
La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al
pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno.
Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos
de espíritu inmundo, y todos se curaban.
Salmo responsorial Sal 117, 2-4. 22-24. 25-27a (R.: 1)
R. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. (O bien: Aleluya.)
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su
misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. R.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor
quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
R. Señor, danos la salvación;Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en
nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor;el Señor es Dios, él nos
ilumina. R.
Lectura del libro del Apocalipsis 1, 9-11a. 12-13. 17-19
Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la
constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la
palabra de Dios, y haber dado testimonio de Jesús.
Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía:
—«Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.»
Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en
medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a
la altura del pecho.
Al verlo, caí a sus pies como muerto.
Él puso la mano derecha sobre mí y dijo:
—«No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya
ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.
Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más
tarde.»
Aleluya Jn 20, 29
Porque me has visto, Tomás, has creído, —dice el Señor—.Dichosos los que crean
sin haber visto.
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-31
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una
casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso
en medio y les dijo:
—«Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de
alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
—«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
—«Recibid el Espíritu Santo;a quienes les perdonéis los pecados, les quedan
perdonados;a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Y los otros discípulos le decían:
—«Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó:
—«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de
los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó
Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
—«Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás:
— «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos;trae tu mano y métela en mi costado;y no
seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás:
—«¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo:
—«¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los
discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de
Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.