La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2025-04-26 lo siguiente:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-10
Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios; no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Sal 118, 99-100. 101-102. 103-104 (R.: 105)
R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
Soy más docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos. Soy más
sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes. R.
Aparto mi pie de toda senda mala, para guardar tu palabra; no me aparto de tus
mandamientos, porque tú me has instruido. R.
¡Qué dulce al paladar tu promesa: más que miel en la boca! Considero tus decretos,
y odio el camino de la mentira. R.
Aleluya Mt 5, 16
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den
gloria a vuestro Padre.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 13-21
En aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la
seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, se
sorprendieron y descubrieron que habían sido compañeros de Jesús. Pero, viendo
junto a ellos al hombre que habían curado, no encontraban respuesta. Les
mandaron salir fuera del Sanedrín, y se pusieron a deliberar:
—«¿Qué vamos a hacer con esta gente? Es evidente que han hecho un milagro: lo
sabe todo Jerusalén, y no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga
divulgando, les prohibiremos que vuelvan a mencionar a nadie ese nombre.»
Los llamaron y les prohibieron en absoluto predicar y enseñar en nombre de Jesús.
Pedro y Juan replicaron:
—«Puede aprobar Dios que os obedezcamos a vosotros en vez de a él? Juzgadlo
vosotros. Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído.»
Repitiendo la prohibición, los soltaron. No encontraron la manera de castigarlos,
porque el pueblo entero daba gloria a Dios por lo sucedido.
Salmo responsorial Sal 117, 1 y 14-15. 16-18. 19-21 (R/.: 21a)
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste (o bien: Aleluya).
Dad gracias al Señor porque es bueno,, porque es eterna su misericordia. El Señor
es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchad: hay cantos de victoria en las
tiendas de los justos. R/.
La diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa. No he de morir,
viviré para contar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no
me entregó a la muerte. R/.
Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. Ésta es la
puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me
escuchaste y fuiste mi salvación. R/.
Aleluya Sal 117, 24
Éste es el día en que actuó el Señor,
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 9-15
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a
María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a
sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una
finca.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en
cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo
habían visto resucitado. Y les dijo:
—«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.»