La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Miércoles, 2024-04-24 lo siguiente:
Col 1, 24-29
Salmo Responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
Jn 17, 20-26
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12, 24-13, 5
En aquellos días, la palabra de Dios cundía y se propagaba. Cuando cumplieron su
misión, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan
Marcos.
En la Iglesia de Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, apodado el
Moreno, Lucio el Cireneo, Manahén, hermano de leche del virrey Herodes, y Saulo.
Un día que ayunaban y daban culto al Señor, dijo el Espíritu Santo:
—«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la misión a que los he llamado.»
Volvieron a ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron.
Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para
Chipre. Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los
judíos, llevando como asistente a Juan.
Salmo responsorial Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R/.: 4)
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. (O bien: Aleluya)
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro so re nosotros; conozca la
tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R/.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los
pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R/.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos
bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. R/.
Aleluya Jn 8, 12b
Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 44-50
En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando:
—«El que cree en mí, no cree en mi, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a
mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en
mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para
juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis
palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en
el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es
quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato
es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre'>