La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2017-07-22 lo siguiente:
Lectura del libro del Cantar de los cantares 3, 1-4a
Así dice la esposa:
«En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré.
Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma;lo busqué y no lo encontré.
Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad:
-”¿Visteis al amor de mi alma?”
Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 (R.: 2b)
R. Mi alma está sedienta de ti, mi Dios.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. R.
¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale
más que la vida, te alabaran mis labios. R.
Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de
enjundia y de manteca, y mis labios te alabaran jubilosos. R.
Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;mi alma está
unida a ti, y tu diestra me sostiene. R.
Aleluya
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso, la tumba
abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.»
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1. 11-18
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomo al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: -«Mujer, ¿por que lloras?» Ella les contesta: -«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.» Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: -«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?» Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: -«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.» Jesús le dice: -« ¡María! » Ella se vuelve y le dice: -«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!» Jesús le dice: -«Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro.”» María Magdalena fue y anunció a los discípulos: -«He visto al Señor y ha dicho esto.»
Lectura del libro del Éxodo 12, 37-42
En aquellos días, los israelitas marcharon de Ramsés hacia Sucot: eran seiscientos
mil hombres de a pie, sin contar los niños;y les seguía una multitud inmensa, con
ovejas y vacas y enorme cantidad de ganado.
Cocieron la masa que habían sacado de Egipto haciendo hogazas de pan ázimo,
pues no había fermentado, porque los egipcios los echaban y no los dejaban
detenerse;y tampoco se llevaron provisiones.
La estancia de los israelitas en Egipto duró cuatrocientos treinta años.
Cumplidos los cuatrocientos treinta años, el mismo día, salieron de Egipto las
legiones del Señor.
Noche en que veló el Señor para sacarlos de Egipto: noche de vela para los israelitas
por todas las generaciones.
Salmo responsorial Sal 135, 1. 23. 24;10. 12.
Dad gracias al Señor, porque es bueno: R/.
misericordia.
Porque es eterna su
V/. En nuestra humillación se acordó de nosotros: R/.
V/. Y nos libró de nuestros opresores: R/.
V/. El hirió a Egipto en sus primogénitos: R/.
V/. Y sacó a Israel de aquel país: R/.
V/. Con mano poderosa y brazo extendido: R/.
V/. El dividió en dos partes el mar Rojo: R/.
V/. Y condujo por en medio a Israel: R/.
V/. Y arrojó en el mar Rojo al Faraón: R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús.
Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron.
El los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.
Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi
amado, mi predilecto.
Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones.
No porfiará, no gritará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el
derecho;en su nombre esperarán las naciones».