La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Martes, 2025-01-21 lo siguiente:
1 Co 1, 26-31
Salmo Responsorial Sal 22, 1-3. 4. 5. 6
Mt 13, 44-46
Lectura de la carta a los Hebreos 6, 10-20
Hermanos: Dios no es tan injusto como para olvidarse de vuestro trabajo y del amor
que le habéis demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes.
Deseamos que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño hasta el final,
para que se cumpla vuestra esperanza; y no seáis indolentes, sino imitad a los
que, con fe y perseverancia, consiguen lo prometido.
Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a nadie mayor por quien
jurar, juró por sí mismo, diciendo: «Te llenaré de bendiciones y te multiplicaré
abundantemente».
Abrahán, perseverando, alcanzó lo prometido.
Los hombres juran por alguien que sea mayor y, con la garantía del juramento,
queda zanjada toda discusión.
De la misma manera, queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la
inmutabilidad de su designio, se comprometió con juramento, para que por dos
cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, cobremos ánimos y
fuerza los que buscamos refugio en él, agarrándonos a la esperanza que se nos ha
ofrecido.
La cual es para nosotros como ancla del alma, segura y firme, que penetra más allá
de la cortina, donde entró por nosotros como precursor Jesús, Sumo Sacerdote
para siempre, según el rito de Melquisedec.
Salmo responsorial Sal 110, 1-2. 4-5. 9 y 10c
V/. El Señor recuerda siempre su alianza.
R/. El Señor recuerda siempre su alianza.
Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la
asamblea.
Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman. R/.
El Señor ha hecho maravillas memorables, es piadoso y clemente: él da
alimento a sus fieles, recordando siempre su alianza. R/.
V/. Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza: su nombre es
sagrado y temible; la alabanza del Señor dura por siempre. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 2, 23-28
Un sábado atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban
arrancando espigas.
Los fariseos le dijeron: Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido? El
les respondió: ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus
hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del
sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer
los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.
Y añadió: El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que
el Hijo del Hombre es señor también del sábado.