La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Jueves, 2025-08-21 lo siguiente:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 2b-8
Hermanos: Tuvimos valor -apoyados en nuestro Dios- para predicaros el Evangelio de Dios en medio de fuerte oposición. Nuestra exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba engaños, sino que Dios nos ha aprobado y nos ha confiado el Evangelio, y así lo predicamos, no para contentar a los hombres, sino a Dios, que aprueba nuestras intenciones. Como bien sabéis, nunca hemos tenido palabras de adulación ni codicia disimulada. Dios es testigo. No pretendimos honor de los hombres, ni de vosotros, ni de los demás, aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos haberos hablado autoritariamente; por el contrario, os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor.
Salmo responsorial Sal 88, 2-3. 4-5. 21-22. 25 y 27 (R.: cf. 2a)
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas
las edades. Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has
afianzado tu fidelidad.» R.
Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: Te fundaré un linaje
perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades. R.
Encontré a David, mi siervo, y lo he ungido con óleo sagrado; para que mi mano
esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso. R.
Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán, por mi nombre crecerá su poder. Él me
invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora.» R.
Jn 21, 15-17
Lectura del libro de los Jueces 11, 29-39a
En aquellos días, el espíritu del Señor vino sobre Jefté.
Jefté atravesó Galaad y Manasés, pasó a Atalaya de Galaad, de allí marchó contra
los amonitas, e hizo un voto al Señor: Si entregas a los amonitas en mi poder, el
primero que salga a recibirme a la puerta de mi casa cuando vuelva victorioso de
la campaña contra los amonitas, será para el Señor, y lo ofreceré en holocausto.
Luego marchó a la guerra contra los amonitas.
El Señor se los entregó: los derrotó desde Arcer hasta la entrada de Minit (veinte
pueblos) y hasta Prado-viñas.
Fue una gran derrota, y los amonitas quedaron sujetos a Israel.
Jefté volvió a su casa de Atalaya.
Y fue precisamente su hija quien salió a recibirlo, con panderos y danzas; su hija
única, pues Jefté no tenia más hijos o hijas.
En cuanto la vio se rasgó la túnica, gritando: —¡Ay, hija mía, qué desdichado soy! Tú
eres mi desdicha, porque hice una promesa al Señor y no puedo volverme atrás.
Ella le dijo: —Padre, si hiciste una promesa al Señor, cumple lo que prometiste, ya
que el Señor te ha permitido vengarte de tus enemigos.
Y le pidió a su padre: —Dame este permiso: déjame andar dos meses por los montes,
llorando con mis amigas, porque quedaré virgen.
Su padre le dijo: —Vete.
Y la dejó marchar dos meses, y anduvo con sus amigas por los montes, llorando
porque iba a quedar virgen.
Acabado el plazo de los dos meses, volvió a casa, y su padre cumplió con ella el
voto que había hecho.
Salmo responsorial Sal 39, 5. 7-8a. 8b-9. 10.
V/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor, y no acude a los
idólatras que se extravían con engaños. R/.
V/. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y en cambio me abriste el oído; no pides
sacrificio expiatorio entonces yo digo: «Aquí estoy». R/.
V/. Como está escrito en mi libro «para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.
V/. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los
senadores del pueblo, diciendo: El Reino de los Cielos se parece a un rey que
celebraba la boda de su hijo; Mandó criados para que avisaran a los convidados,
pero no quisieron ir.
Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: tengo preparado el
banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto.
Venid a la boda.
Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios,
los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y
prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados: La boda está preparada, pero los convidados no se la
merecían.
Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la
boda.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y
buenos.
La sala del banquete se llenó de comensales.
Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje
de fiesta y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta? El otro no
abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los camareros: Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las
tinieblas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.