La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2024-06-02 lo siguiente:
2 Co 6, 4-10
Salmo Responsorial Sal 123, 2-3. 4-5. 7b-8
Jn 17, 11b-19
Lectura del libro del Éxodo 24, 3-8
En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor
y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una:
—«Haremos todo lo que dice el Señor.»
Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y
edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y
mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como
sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra
mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza y se lo
leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió:
—«Haremos todo lo que manda el Señor y lo obedeceremos.»
Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo:
—«Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos
estos mandatos.»
Salmo responsorial Sal 115,12-13.15 y 16bc. 17-18 (R/.:13)
R/. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor. (O bien: Aleluya.)
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la
salvación, invocando su nombre. R/.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu
esclava; rompiste mis cadenas. R/.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al
Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R/.
Lectura de la carta a los Hebreos 9, 11-15
Hermanos:
Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo
es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este
mundo creado.
No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha
entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.
Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una
becerra tienen el poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza
externa, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha
ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de
las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.
Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte
que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los
llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.
Aleluya Jn 6, 51
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo
—dice el Señor-;
el que coma de este pan
vivirá para siempre.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 14, 12-16. 22-26
El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron
a Jesús sus discípulos:
—«¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?»
Él envió a dos discípulos, diciéndoles:
—«Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua;
seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde
está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?"
Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes.
Preparadnos allí la cena.»
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había
dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo
dio, diciendo:
—«Tomad, esto es mi cuerpo.»
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron.
Y les dijo:
—«Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro
que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el
reino de Dios.»
Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.
Lectura del libro del Deuteronomio 5, 12-15
Así dice el Señor:
—«Guarda el día del sábado, santificándolo, como el Señor, tu Dios, te ha
mandado.
Durante seis días puedes trabajar y hacer tus tareas; pero el día séptimo es día
de descanso, dedicado al Señor, tu Dios. No haréis trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo,
ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni tu ganado, ni el
forastero que resida en tus ciudades, para que descansen como tú el esclavo y la
esclava.
Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que te sacó de allí el Señor, tu Dios, con
mano fuerte y con brazo extendido. Por eso te manda el Señor, tu Dios, guardar el
día del sábado.»
Salmo responsorial Sal 80, 3-4. 5-6ab. 6c-8a. 10-llab (R/.: 2a)
R/. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Acompañad, tocad los panderos, las cítaras templadas y las arpas; tocad la
trompeta por la luna nueva, por la luna llena, que es nuestra fiesta. R/.
Porque es una ley de Israel, un precepto del Dios de Jacob, una norma
establecida para José al salir de Egipto. R/.
Oigo un lenguaje desconocido: «Retiré sus hombros de la carga, y sus manos
dejaron la espuerta; clamaste en la aflicción, y te libré. R/.
No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor,
Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto. R/.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 6-11
Hermanos:
El Dios que dijo: «Brille la luz del seno de la tiniebla» ha brillado en nuestros
corazones, para que nosotros iluminemos, dando a conocer la gloria de Dios,
reflejada en Cristo.
Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan
extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros.
Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no
desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan;
en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús; para
que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa
de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
Aleluya Jn 17, 17b. a
Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 23-3, 6
Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron:
—«Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les respondió:
—«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se
vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote
Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.»
Y añadió:
-«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el
Hijo del hombre es señor también del sábado.»
Entró otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo.
Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo.
Jesús le dijo al que tenía la parálisis:
—«Levántate y ponte ahí en medio.»
Y a ellos les preguntó:
—«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Se quedaron callados.
Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre:
—«Extiende el brazo.»
Lo extendió y quedó restablecido.
En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.