La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2020-08-02 lo siguiente:
1 Jn 5, 1-5
Salmo Responsorial Sal 88, 2-3. 4-5. 21-22. 25 y 27
Mt 5, 1-12a
Lectura del libro de Isaías 55, 1-3
Esto dice el Señor:
Oíd, sedientos todos, acudid por agua también los que no tenéis dinero:
Venid, comprad trigo;comed sin pagar vino y leche de balde.
¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta? ¿Y el salario en lo que no da hartura?
Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos.
Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme y viviréis.
Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.
Salmo responsorial Sal 144, 8-9. 15-16. 17-18
V/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.
R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.
V/. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;el Señor es
bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias
de favores.
V/. Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo;abres tú la
mano, y sacias de favores a todo viviente.
R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.
V/. El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones;cerca
está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente.
R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 35. 37-39
Hermanos :
¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la
persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro ?, ¿la espada ?
Pero en todo esto vencemos fácilmente por Aquél que nos ha amado. Pues estoy
convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni
potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios
manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí
en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los
pueblos.
Al desembarcar vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo
tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
—Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las
aldeas y se compren de comer.
Jesús les replicó:
—No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.
Ellos le replicaron:
—Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.
Les dijo:
—Traédmelos.
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos
peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los
discípulos;los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos
y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar
mujeres y niños.