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MISA SÁBADO DE LA VIGÉSIMA OCTAVA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2024

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La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2024-10-19 lo siguiente:

  • San Pablo de la Cruz, presbítero 2024:

    PRIMERA LECTURA DE LA MISA

    Quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a los creyentes

    Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 18-25

    Hermanos: El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero para los que están en vías de salvación - para nosotros- es fuerza de Dios. Dice la Escritura: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces.» ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el sofista de nuestros tiempos? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo? Y como, en la sabiduría de Dios, el mundo no lo conoció por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a los creyentes. Porque los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados -judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hambres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

    SALMO RESPONSORIAL

    Salmo responsorial Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)

    R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio. (O bien: Aleluya)
    Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos. R.
    Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R.

    EVANGELIO DE LA MISA

    Mt 16, 24-27

    Notas

  • SÁBADO DE LA VIGÉSIMA OCTAVA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2024:

    Tiempo Ordinario.

    PRIMERA LECTURA DE LA MISA

    Dio a Cristo como Cabeza a la Iglesia, que es su cuerpo

    Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 15-23

    Hermanos: Yo, que he oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todo
    el pueblo santo, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración,
    a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé
    espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo.
    Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la
    que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cuál la
    extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la
    eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los
    muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado,
    potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo
    en este mundo, sino en el futuro.
    Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo.
    Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

    SALMO RESPONSORIAL

    Salmo responsorial Sal 8, 2-3a. 4-5. 6-7

    V/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
    R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
    ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra !
    Ensalzaste tu majestad sobre los cielos; de la boca de los niños de pecho has
    sacado una alabanza. R/.
    V/. Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has
    creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle
    poder? R/.
    Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le
    diste el mando sobre las obras de tus manos. R/.

    EVANGELIO DE LA MISA

    El Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir

    Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12, 8-12

    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Si uno se pone de mi parte ante los
    hombres, también el Hijo del Hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de
    Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de
    Dios.
    Al que hable contra el Hijo del Hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme
    contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
    Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os
    preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender.
    Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.

Contenido actualizado el 2012-01-10T00:00:00Z