La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Martes, 2025-09-16 lo siguiente:
2 Co 4, 7-15
Salmo Responsorial Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
Jn 17, 11b-19
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a Timoteo 3, 1-13
Querido hermano: Está muy bien dicho que quien aspira a ser obispo no es poco lo
que desea, porque el obispo tiene que ser irreprochable, fiel a su mujer, sensato,
equilibrado, bien educado, hospitalario, hábil para enseñar, no dado al vino ni
amigo de reyertas, comprensivo, no agresivo ni interesado.
Tiene que gobernar bien su propia casa y hacerse obedecer de sus hijos con
dignidad.
Uno que no sabe gobernar su casa ¿cómo va a cuidar de una asamblea de Dios? Que
no sea recién convertido, por si se le sube a la cabeza y lo condenan como al
diablo.
Se requiere, además, que tenga buena fama entre los de fuera para evitar el
descrédito y que lo atrape el diablo.
También los diáconos tienen que ser respetables, hombres de palabra, no
aficionados a beber mucho ni a negocios sucios, conservando la fe revelada con
una conciencia limpia.
También éstos tienen que ser probados primero, y cuando se vea que son
irreprensibles, que empiecen su servicio.
Las mujeres lo mismo, sean respetables, no chismosas, sensatas y de fiar en todo.
Los diáconos sean fieles a su mujer y gobiernen bien sus casas y sus hijos, porque
los que se hayan distinguido en el servicio progresarán y tendrán mucha libertad
para exponer la fe cristiana.
Salmo responsorial Sal 100, 1-2ab. 2cd-3ab. 5. 6.
V/. Andaré con rectitud de corazón.
R/. Andaré con rectitud de corazón.
V/. Voy a cantar la bondad y la justicia, para ti es mi música, Señor; voy a explicar
el camino perfecto: ¿cuándo vendrás a mí? R/.
Andaré con rectitud de corazón dentro de mi casa; no pondré mis ojos en
intenciones viles; aborrezco al que obra mal. R/.
V/. Al que en secreto difama a su prójimo lo haré callar; ojos engreídos, corazones
arrogantes, no los soportaré. R/.
V/. Pongo mis ojos en los que son leales.
ellos vivirán conmigo; el que sigue un camino perfecto, ése me servirá.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 7, 11-17
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus
discípulos y mucho gentío.
Cuando estaba cerca de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo
único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la
acompañaba.
Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: No llores.
Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: ¡Muchacho, a ti te
lo digo, levántate! El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo
entregó a su madre.
Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: Un gran Profeta ha surgido
entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.
La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.