La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2025-07-13 lo siguiente:
Mi 6, 6-8
Salmo Responsorial Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-30
Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Sabemos también que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó. Palabra de Dios.
versículo antes del evangelio Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: -«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.» Palabra del Señor.
Lectura del libro del Deuteronomio 30, 10-14
Moisés habló al pueblo, diciendo:
—«Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que
está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el
corazón y con toda el alma.
Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable;
no está en el cielo, no vale decir: "¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y
nos lo proclamará, para que lo cumplamos?"; ni está más allá del mar, no vale decir:
"¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo
cumplamos?"
El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo.»
Salmo responsorial Sal 68, 14 y 17. 30-31. 33-34. 36ab y 37 (R.: cf. 33)
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran
bondad, que tu fidelidad me ayude. Respóndeme, Señor, con la bondad de tu
gracia; por tu gran compasión, vuélvete hacia mi. R.
Yo soy un pobre malherido; Dios mio, tu salvación me levante. Alabaré el nombre
de Dios con cantos, prodamaré su grandeza con acción de gracias. R.
Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que
el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. R.
El Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá. La estirpe de sus siervos
la heredará, los que aman su nombre vivirán en e11a. R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 15-20
Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por
medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él.
É1 es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
É1 es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
É1 es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Aleluya cf. Jn 6, 63c. 68c
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 25-37
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para
ponerlo a prueba:
—«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
É1 le dijo:
—«¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
É1 contestó:
—«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus
fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
É1 le dijo:
—«Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse. preguntó a Jesús: —«¿Y quién es
mi prójimo?»
Jesús dijo:
—«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayo en manos de unos bandidos, que
lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por
casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó
de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y
pasó- de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio
lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo
en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó
dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:
"Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres
te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
É1 contestó:
— «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús:
—«Anda, haz tú lo mismo.»