La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2018-11-11 lo siguiente:
Is 61, 1-3a
Salmo Responsorial Sal 88, 2-3. 4-5. 21-22. 25 y 27
Aleluya Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo -dice el Señor-: que os améis unos a otros, como yo
os he amado.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-40
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre;heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.” Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?;¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?;¿cuándo te vimos enfermo o en 1a cárcel y fuimos a verte?” Y el rey les dirá: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.”»
Lectura del primer libro de los Reyes 17, 10-16
En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a
la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo:
—«Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.»
Mientras iba a buscarla, le gritó:
—«Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.»
Respondió ella:
—«Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan;me queda sólo un puñado
de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba
recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo;nos lo
comeremos y luego moriremos.»
Respondió Elías:
—«No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un
panecillo y tráemelo;para ti y para tu hijo lo harás después.
Porque así dice el Señor, Dios de Israel:
"La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en
que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra.”»
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo.
Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho
el Señor por medio de Elías.
Salmo responsorial Sal 145, 7. 8-9a. 9bc-10 (R/.: 1)
R/. Alaba, alma mía, al Señor. (O bien: Aleluya.)
Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor
ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El
Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Lectura de la carta a los Hebreos 9, 24-28
Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres —imagen del
auténtico—, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por
nosotros.
Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces —como el sumo sacerdote, que
entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena;si hubiese sido así,
tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo—. De
hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el
pecado con el sacrificio de sí mismo.
Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la
muerte, el juicio.
De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados
de todos.
La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan,
para salvarlos.
Aleluya Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 38-44
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:
—«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes;y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Estos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad;se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo:
—«Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»