La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Viernes, 2023-11-10 lo siguiente:
Si 39, 6-11
Salmo Responsorial Sal 36, 3-4. 5-6. 30-31
Mt 16, 13-19
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 15, 14-21
Respecto a vosotros, hermanos, yo personalmente estoy convencido de que rebosáis
buena voluntad y de que os sobra saber para aconsejaros unos a otros.
A pesar de eso, para traeros a la memoria lo que ya sabéis, os he escrito, a veces
propasándome un poco.
Me da pie el don recibido de Dios, que me hace ministro de Cristo Jesús para con
los gentiles: mi acción sacra consiste en anunciar la buena noticia de Dios, para
que la ofrenda de los gentiles, consagrada por el Espíritu Santo, agrade a Dios.
Como cristiano, pongo mi orgullo en lo que a Dios se refiere.
Sería presunción hablar de algo que no fuera lo que Cristo hace por mi medio para
que los gentiles respondan a la fe, con mis palabras y acciones, con la fuerza de
señales y prodigios, con la fuerza del Espíritu Santo.
Tanto, que en todas direcciones, a partir de Jerusalén y llegando hasta la Iliria, lo he
dejado todo lleno del Evangelio de Cristo.
Eso sí, para mí es cuestión de amor propio no anunciar el Evangelio más que donde
no se ha pronunciado aún el nombre de Cristo; en vez de construir sobre
cimiento ajeno, hago lo que dice la Escritura: «Los que no tenían noticia lo verán,
los que no habían oído hablar comprenderán».
Salmo responsorial Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4.
V/. El Señor revela a las naciones su victoria.
R/. El Señor revela a las naciones su victoria.
V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le
ha dado la victoria, su santo brazo. R/.
V/. El Señor da a conocer su victoria revela a las naciones su justicia: se acordó de
su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R/.
V/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Un hombre rico tenía un administrador
y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance
de tu gestión, porque quedas despedido.
El administrador se puso a echar sus cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo
me quita el empleo ? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza.
Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración,
encuentre quien me reciba en su casa.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: ¿Cuánto debes
a mi amo? Este respondió: Cien barriles de aceite.
El le dijo: Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe «cincuenta».
Luego dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? ; El contestó: Cien fanegas de trigo.
Le dijo: Aquí está tu recibo: Escribe «ochenta».
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.
Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de
la luz.