La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Lunes, 2020-08-10 lo siguiente:
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 6-10
Hermanos: El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará;el que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso;porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas. Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta.» El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia.
SALMO RESPONSORIAL Sal 111, 1-2. 5-6. 7-8. 9 (R.: 5a)
R. Dichoso el que se apiada y presta.
Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será
poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R.
Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. El justo
jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. R.
No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. Su corazón está
seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a sus enemigos. R.
Reparte limosna a los pobres;su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con
dignidad. R.
Aleluya Jn 8, 12bc
El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida -dice el
Señor-.
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo;pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor;a quien me sirva, el Padre lo premiará.»
Lectura del Profeta Ezequiel 1, 2-5. 24─2, 1a
El año quinto de la deportación del rey Joaquín, el día cinco del mes cuarto, vino la
palabra del Señor a Ezequiel, hijo de Buzi, sacerdote, en tierra de los caldeos, a
orillas del río Quebar.
Entonces se apoyó sobre mí la mano del Señor, y vi que venía del norte un viento
huracanado, una gran nube y un zigzagueo de relámpagos.
Nube nimbada de resplandor, y entre el relampagueo como el brillo del electro.
En medio de éstos aparecía la figura de cuatro seres vivientes;tenían forma
humana.
Y oí el rumor de sus alas, como estruendo de aguas caudalosas, como la voz del
Todopoderoso, cuando caminaban;griterío de multitudes como estruendo de
tropas;cuando se detenían, abatían las alas.
También se oyó un estruendo sobre la plataforma que estaba encima de sus
cabezas;cuando se detenían, abatían las alas.
Y por encima de la plataforma, que estaba sobre sus cabezas, había una especie de
zafiro en forma de trono;sobre esta especie de trono sobresalía una figura que
parecía un hombre.
Y vi un brillo como de electro (algo así como fuego lo enmarcaba) de lo que parecía
su cintura para arriba, y de lo que parecía su cintura para abajo vi algo así como
fuego.
Estaba nimbado de resplandor.
El resplandor que lo nimbaba era como el arco que aparece en las nubes cuando
llueve.
Era la apariencia visible de la Gloria del Señor.
Al contemplarla, caí rostro en tierra.
Salmo responsorial Sal 148, 1-2. 11-12ab. 12c-14a. 14bcd
V/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto;alabadlo, todos sus
ángeles, alabadlo, todos sus ejércitos. R/.
V/. Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo;los jóvenes y también
las doncellas, los viejos junto con los niños. R/.
V/. Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime.
Su Majestad sobre el cielo y la tierra. R/.
V/. El acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 17, 21-26
En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo
Jesús: Al Hijo del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo
matarán, pero resucitará al tercer día.
Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se
acercaron a Pedro y le preguntaron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
Contestó: Sí.
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: ¿Qué te parece, Simón? Los
reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los
extraños? Contestó: A los extraños.
Jesús le dijo: Entonces, los hijos están exentos.
Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer
pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y
págales por mí y por ti.