La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Lunes, 2025-06-09 lo siguiente:
Col 3, 12-17
Salmo Responsorial Sal 36, 3-4. 5-6. 30-31
Lc 6, 43-45
Comienzo de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 1-7
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y el hermano Timoteo, a la
Iglesia de Dios que está en Corinto y a todo el pueblo santo que reside en Grecia:
Os deseamos la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios
del consuelo!
El nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los
demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos
de Dios.
Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en
proporción nuestro ánimo.
Si nos toca luchar, es para vuestro aliento y salvación;
si recibimos aliento, es para comunicaros un aliento con el que podáis aguantar los
mismos sufrimientos que padecemos nosotros.
Nos dais firmes motivos de esperanza, pues sabemos que si sois compañeros en el
sufrir, también lo sois en el buen ánimo.
Salmo responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
V/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Gustad y ved qué bueno es el Señor.
V/. Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi
alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
V/. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias. R/.
V/. Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.
V/. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles, y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 1-12
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron
sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la Tierra.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán «los Hijos de Dios».
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los
cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier
modo por mi causa.
Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que
de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.