La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Martes, 2024-04-30 lo siguiente:
1 Co 4, 1-5
Salmo Responsorial Sal 109, 1. 2. 3. 4
Jn 21, 15-17
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 14, 19-28
En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la
gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo por
muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.
Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe; después de predicar el Evangelio en
aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a
Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe,
diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al
Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron
en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían
enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar,
reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y
cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo
con los discípulos.
Salmo responsorial Sal 144, 10-11. 12-13ab. 21 (R/.: cf. 11)
R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado (o bien: Aleluya).
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que
proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu
reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R/.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor, todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. R/.
Aleluya Lc 24, 26
Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de entre los muertos, para entrar
en su gloria.
Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 27-31a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no
tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a
vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es
más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda,
sigáis creyendo.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que
él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al
Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.»