La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Miércoles, 2025-12-03 lo siguiente:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 16-19. 22-23
Hermanos: El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
Salmo responsorial Sal 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10 (R.: 3)
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor,
bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a
todas las naciones. R.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna
a los pueblos rectamente.» R.
Aleluya Mt 28, 19a. 20b
Id y haced discípulos de todos los pueblos -dice el Señor-; yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: -«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablaran lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.» Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Lectura del libro de Isaías 25, 6-10a
Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte,
un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera;
manjares enjundiosos, vinos generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre
a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte
para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio
de su pueblo lo alejará de todo el país. —Lo ha dicho el Señor—. Aquel día se dirá:
«Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y
gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte.»
Salmo responsorial Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 (R/.: 6 cd)
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me
conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por
cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me
sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con
perfume, y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en
la casa del Señor por años sin término. R.
Aleluya
Mirad que llega el Señor para salvar a su pueblo; dichosos los que están preparados
para salir a su encuentro.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 15, 29-37
En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en
él.
Acudió a el mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos
otros; los echaban a sus pies, y el los curaba.
La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los
tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
—«Me da lastima de la gente, porque llevan ya tres días
conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se
desmayen en el camino.»
Los discípulos le preguntaron:
—«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta
gente?»
Jesús les preguntó:
—«¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron:
—«Siete y unos pocos peces.»
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo
la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la
gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.