La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Martes, 2022-04-26 lo siguiente:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-10
Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios;no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo;mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido;pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Sal 118, 99-100. 101-102. 103-104 (R.: 105)
R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
Soy más docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos. Soy más
sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes. R.
Aparto mi pie de toda senda mala, para guardar tu palabra;no me aparto de tus
mandamientos, porque tú me has instruido. R.
¡Qué dulce al paladar tu promesa: más que miel en la boca! Considero tus decretos,
y odio el camino de la mentira. R.
Aleluya Mt 5, 16
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den
gloria a vuestro Padre.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 32-37
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en
común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor.
Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los
que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de
los apóstoles;luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.
José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa Consolado, que era
levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió;llevó el dinero y lo puso a
disposición de los apóstoles.
Salmo responsorial Sal 92, 1ab. 1c-2. 5 (R/.: 1a)
R/. El Señor reina, vestido de majestad (o bien: Aleluya).
El Señor reina, vestido de majestad, el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.
Así está firme el orbe y no vacila. Tu trono está firme desde siempre, y tú eres
eterno. R/.
Tus mandatos son fieles y seguros;la santidad es el adorno de tu casa, Señor, por
días sin término. R/.
Aleluya Jn 3,1 5
El Hijo del hombre tiene que ser elevado, para que todo el que cree en él tenga vida
eterna.
Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 5a. 7b-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
—«Tenéis que nacer de nuevo;el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero
no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.»
Nicodemo le preguntó:
—«¿Cómo puede suceder eso?»
Le contestó Jesús:
—«Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos
hablamos;de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro
testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable
del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del
hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el
Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.»