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MISA TERCER DOMINGO DE PASCUA 2020

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La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2020-04-26 lo siguiente:

  • SAN ISIDORO, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA, Fiesta 2020:

    PRIMERA LECTURA DE LA MISA

    En tiempo pascual: Vuestra fe se apoye en el poder de Dios

    Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-10

    Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios;no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo;mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido;pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

    SALMO RESPONSORIAL

    SALMO RESPONSORIAL Sal 118, 99-100. 101-102. 103-104 (R.: 105)

    R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
    Soy más docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos. Soy más
    sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes. R.
    Aparto mi pie de toda senda mala, para guardar tu palabra;no me aparto de tus
    mandamientos, porque tú me has instruido. R.
    ¡Qué dulce al paladar tu promesa: más que miel en la boca! Considero tus decretos,
    y odio el camino de la mentira. R.

    Aclamación del Evangelio

    Aleluya Mt 5, 16

    Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den
    gloria a vuestro Padre.

    EVANGELIO DE LA MISA

    Vosotros sois la luz del mundo

    Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16

    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

    Notas

  • TERCER DOMINGO DE PASCUA 2020:

    Tiempo de Pascua.

    PRIMERA LECTURA DE LA MISA

    No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio

    Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2, 14. 22-28

    El día de Pentecostés, se presentó Pedro con los once, levantó la voz y dirigió la
    palabra:
    Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante
    vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme
    al plan previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de
    paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la
    muerte;no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice:
    Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.
    Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua y mi carne descansa esperanzada.
    Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
    Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia.

    SALMO RESPONSORIAL

    Salmo responsorial Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10. 11

    V/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida.
    (o, Aleluya).
    R/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida.
    V/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
    El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano.
    R/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida.
    V/. Bendeciré al Señor que me aconseja;hasta de noche me instruye internamente.
    Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.
    R/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida.
    V/. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas,
    y mi carne descansa serena:
    porque no me entregarás a la muerte
    ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
    R/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida.
    V/. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia,
    de alegría perpetua a tu derecha.
    R/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida.

    SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

    Habéis sido redimidos con la sangre de Cristo, el cordero sin defecto

    Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 1, 17-21

    Queridos hermanos:
    Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en
    serio vuestro proceder en esta vida.
    Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no
    con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin
    defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los
    tiempos por nuestro bien.
    Por Cristo vosotros creéis en Dios,
    que lo resucitó y le dio gloria,
    y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.

    Aclamación del Evangelio

    Aleluya Lc 24, 32

    (Si no se canta, puede omitirse)
    Aleluya, aleluya.
    Señor Jesús, explícanos las Escrituras.
    Enciende nuestro corazón mientras nos hablas. Aleluya.

    EVANGELIO DE LA MISA

    Le reconocieron al partir el pan

    Lectura del santo Evangelio según San Lucas 24, 13-35

    Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una
    aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén;iban comentando todo lo que
    había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a
    caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
    El les dijo:
    —¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?
    Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
    —¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?
    El les preguntó:
    —¿Qué?
    Ellos le contestaron:
    —Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios
    y todo el pueblo;cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo
    condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro
    liberador de Israel. Y ya ves, hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas
    mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues fueron muy de mañana al sepulcro,
    no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de
    ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al
    sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres;pero a él no le vieron.
    Entonces Jesús les dijo:
    —¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era
    necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?
    Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas les explicó lo que se refería a él
    en toda la Escritura.
    Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante, pero ellos le
    apremiaron diciendo:
    —Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída.
    Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos tomó el pan, pronunció la
    bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él
    desapareció.
    Ellos comentaron:
    —¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las
    Escrituras?
    Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a
    los once con sus compañeros, que estaban diciendo:
    Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón. Y ellos contaron lo que
    les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Contenido actualizado el 2012-01-10T00:00:00Z