La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Viernes, 2017-06-23 lo siguiente:
Lectura del Libro del Deuteronomio 7, 6-11
Habló Moisés al pueblo y dijo:
—Tu eres un pueblo santo para el Señor tu Dios:
él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su
propiedad.
Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos
que los demás—porque sois el pueblo más pequeño—, sino que, por puro amor vuestro,
por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano
fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto.
Así sabrás que el Señor tu Dios es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor
con los que lo aman y guardan sus preceptos por mil generaciones.
Pero paga en su persona a quien lo aborrece acabando con él. No se hace esperar, paga
a quien lo aborrece en su persona.
Pon por obra estos preceptos y los mandatos y decretos que te mando hoy.
Salmo responsorial Sal 102. 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 10
V/. La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos. R/. La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
V/. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
R/. La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
V/. El perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades;él rescata tu vida de la
fosa y te colma de gracia y de ternura.
R/. La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
V/. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel.
R/. La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
V/. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas.
R/. La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Juan 4, 7-16
Queridos hermanos:
Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios,
y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
Quien no ama no ha conocido a Dios,
porque Dios es amor.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene:
en que Dios mandó al mundo a su Hijo único,
para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor:
no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su
Hijo como propiciación por nuestros pecados.
Queridos hermanos:
Si Dios nos amó de esta manera,
también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si
nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a
su plenitud.
En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado de
su Espíritu.
Y nosotros hemos visto y damos testimonio
de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
Aleluya Mt 11, 29ab
(Si no se canta, puede omitirse)
Aleluya, aleluya.
Cargad con mi yugo—dice el Señor—
y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón.
Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, Jesús exclamó:
—Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los
sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido
mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y
nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi
yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y encontraréis vuestro
descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.