La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Lunes, 2024-12-23 lo siguiente:
St 2, 14-17
Salmo Responsorial Sal 111, 1-2. 3-4. 5-7a. 7b-8. 9
Lc 6, 27-38
Lectura de la profecía de Malaquías 3, 1-4. 23-24
Así dice el Señor:
«Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mi.
De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis,
el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar —dice el Señor de
los ejércitos—.
¿Quien podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando
aparezca??
Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que
refina la plata,
como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda
como es debido.
Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días
pasados, como en los años antiguos.
Mirad: os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y
terrible.
Convertirá el corazón de los padres hacia los hijos,
y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir yo a destruir
la tierra.»
Salmo responsorial Sal 24, 4-5ab. 8-9. 10 y 14 (R/.: Lc 21, 28)
R/. Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con
lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los
humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y
sus mandatos. El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. R/.
Aleluya
Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre que
formaste del barro de la tierra.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 57-66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus
vecinos y parientes de que el Señor le habla hecho una gran misericordia, y la
felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su
padre. La madre intervino diciendo:
—«¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron:
-«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre como quería que se llamase. El pidió una
tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le salto la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a
Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de
Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
—«¿Que va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con el.