La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Viernes, 2020-02-21 lo siguiente:
2 Tm 4, 1-5
Salmo Responsorial Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11
Jn 15, 1-8
Lectura de la carta del Apóstol Santiago 2, 14-24. 26
Hermanos míos: ¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que
esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin
ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os
ampare: abrigaos y llenaos el estómago» , y no les dais lo necesario para el
cuerpo;¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, está muerta por
dentro.
Alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras.
Enséñame tu fe sin obras y yo, por las obras, te probaré mi fe.
Tú crees que hay un solo Dios;muy bien, pero eso lo creen también los demonios y
los hace temblar.
¿Quieres enterarte, tonto, de que la fe sin obras es inútil? ¿No aceptó Dios a
Abrahán nuestro padre por sus obras, por ofrecer a su hijo Isaac en el altar? Ya
ves que la fe actuaba en sus obras, y que por las obras la fe llegó a su madurez.
Así se cumplió lo que dice aquel pasaje de la Escritura: «Abrahán creyó a Dios y se
le contó en su haber».
Y en otro pasaje se le llama «amigo de Dios».
Veis que Dios acepta al hombre cuando tiene obras no cuando tiene sólo fe.
Por lo tanto, lo mismo que un cuerpo que no respira es un cadáver, también la fe sin
obras es un cadáver.
Salmo responsorial Sal 111, 1-2. 3-4. 5-6.
V/. Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
R/. Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
V/. Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita.
V/. En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. R/.
V/. Dichoso el que se apiada y presta.
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 8, 34-39
En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos y les dijo: El que quiera
venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Mirad, el que quiera salvar su vida, la perderá;pero el que pierda su vida por mí y
por el Evangelio, la salvará.
Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? ¿O qué
podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en
esta época descreída y malvada, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él
cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles.
Y añadió: os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto
llegar el reino de Dios en toda su potencia.