La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Jueves, 2021-05-20 lo siguiente:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 8-12
En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo: -«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre;pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos;por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros. Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular;ningún otro puede salvar;bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.»
Salmo responsorial Sal 39, 2 y 4ab. 7. 8-9. 10 (R.: 8a y 9a)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor;él se inclinó y escuchó mi grito;me puso en la boca
un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído;no pides
sacrificio expiatorio. R'
Entonces yo digo: «Aquí estoy -como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;no he cerrado los labios;Señor,
tú lo sabes. R.
Lc 9, 57-62
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 22, 30;23, 6-1 1
En aquellos días, queriendo el tribuno poner en claro de qué acusaban a Pablo los
judíos, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el
Sanedrín en pleno, bajó a Pablo y lo presentó ante ellos.
Pablo sabía que una parte del Sanedrín eran fariseos y otra saduceos y gritó:
—«Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, y me juzgan porque espero la
resurrección de los muertos.»
Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea
quedó dividida. (Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni
espíritus, mientras que los fariseos admiten todo esto.)
Se armó un griterío, y algunos escribas del partido fariseo se pusieron en pie,
porfiando:
—«No encontramos ningún delito en este hombre;¿y si le ha hablado un espíritu o
un ángel?»
El altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó
bajar a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel.
La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo:
—«¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio a favor mío en Jerusalén tienes que
darlo en Roma.»
Salmo responsorial Sal 15, 1-2 y 5. 7-8. 9-10. 11 (R/.: 1)
R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti (o bien: Aleluya).
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» El
Señor es el lote de mi heredad y mi copa;mi suerte está en tu mano. R/.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R/.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría
perpetua a tu derecha. R/.
Aleluya Jn 17, 21
Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, para que el mundo crea que
tú me has enviado —dice el Señor—.
Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 20-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró,
diciendo:
—«Padre santo, no sólo por ellos ruego,
sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos,
para que todos sean uno,
como tú, Padre, en mi, y yo en ti,
que ellos también lo sean en nosotros,
para que el mundo crea que tú me has enviado.
También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros
somos uno;yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que
el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y
contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del
mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido
que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que
el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos.»